Este fin de semana estoy organizando varios proyectos relacionados con los libros y el mundo de la novela, espero pronto deciros buenas noticias, y precisamente por eso, por ese boom de energía positiva que tengo ahora mismo (a ver lo que dura, que mañana es lunes y no son días fáciles) quiero hablaros de una cosa muy importante cuando uno desea escribir: la paciencia.
Hace unos días anunciaban por facebook en una importante editorial española que en la próxima Feria del Libro de Madrid contarían con la presencia de una autora internacional muy conocida y animaba a todos sus lectores a acudir tal día a su stand, "para estar cerca de ella y cumplir así tus sueños". Me llamó mucho la atención. Por un lado, sigue mostrándose esto de escribir como algo lleno de glamour, pomposidad, fama y vanidad. Se promueve así la escritura como un sueño que muchos tienen de lograr reconocimiento de los medios y del público, rodearse de lectores que se les acerquen con ojos brillantes de emoción en busca de su contacto, de sus palabras y de su autógrafo.
Por ejemplo. Para conseguir ese fin, como el mundo editorial tradicional tarda tanto en respoder, la autopublicación se presenta como un camino para lograrlo de forma rápido, ya, ahora, instantánea. Hazlo, ya no tienes que esperar más, ¡publica por ti mismo! Y acércate más a cumplir tu sueño de ser como ellos, un escritor que acude a ferias y firma sus libros. Cuando esto se muestra así, sin más, a mí me parece publicidad engañosa.
Será que con más experiencia en este blog y en el mundo de la escritura, tengo cada vez más recelo y cuidado de los cantos de sirena. Nos gusta escribir, eso está bien. Soñemos despiertos: a todos nos gustaría que, con nuestro primer o segundo manuscrito, alcanzáramos una cumbre literaria, codearnos con Homero, o con Cervantes, o con Shakespeare; saborear las mieles del éxito y del reconocimiento; fantasear con el Nobel. Esa frase "y cumplir así tus sueños" es engañosa, todo parece ídilico y sin esfuerzo. Pero soy realista, piso la realidad, mi realidad. No creo que un gran fin se logre a la primera y con poco esfuerzo, ya sea buscando la autopublicación o a través de las editoriales tradicionales. Y por eso mismo no creo que debamos tener prisa por escribir nuestra novela.
No digo que no se pueda escribir deprisa. Si tenemos bien organizado nuestro guión, si tenemos claro lo que queremos contar y cómo nuestros personajes van a cobrar vida, si sabemos dónde colocar los giros y el clímax, si conocemos la importancia del desenlace; si todo eso lo hemos pensado antes, podremos escribir muy, muy rápido. Pero será sólo será el primer borrador, y luego llegarán varias revisiones más, y después un tiempo necesario de reposo y olvido (semanas, meses, años), antes de volver a mirar con ojos diferentes todo lo escrito. Y quizás, hacer nuevos cambios y nuevas revisiones.
Pero, ¿y si no hemos pensado en todo eso antes?
Cada uno debe encontrar su ritmo, pero yo creo que hay que ser paciente antes de dar a conocer a nuestra criatura. Y en esta época de prisas y ansias, ser paciente y no sufrir el acoso de la premura, sino disfrutar de lo que se escribe, tardemos lo que tardemos en llenar la última página, es la forma de lograr un buen manuscrito. Que aunque sea un bonito aliciente, en esto de escribir no es importante el fin último, sino el largo camino que hay entre medias.
Esta semana respondí a una entrevista sobre "El señor de Castilla", y en la última pregunta me pedían una reflexión hacia los que aspiraban a ser escritores como yo (¡!). Esto les respondí:
"Lector
que quieres escribir, yo te diría que lo más importante es que no te
deslumbre un deseo de vanidad o fama. Sé humilde y sé sincero, ¿por qué
quieres escribir? Escribir es una tarea solitaria, muchas veces ingrata y
que en general no da de comer. Escribe si tienes personajes que gritan
dentro de tu cabeza y porque necesitas
plasmarlos en una hoja. Y recuerda una cosa: cuando escribas, lo más
importante eres tú. Escribe lo que a ti te gusta, como a ti te gusta,
sobre lo que a ti te gusta. Sin pasión tu escritura será pobre. Pon
pasión en ello y disfruta, tú antes que nadie, de lo que estás
escribiendo. Nada más importa."
Pues sí, Hemingway fue rechazado veintisiete veces, veintisiete nada menos, veintisiete editoriales que lo descartaron mondo y lirondo. Que luego ganara el premio Nobel de literatura no es lo importante, sino que encajó veintisiete derrotas una tras otra y sin embargo volvía a levantarse. Todo un peso pesado de las letras.
domingo, 26 de mayo de 2013
domingo, 19 de mayo de 2013
Sevilla, Carmona, Jaén. Un pequeño tour y la realidad.
He recorrido muchos kilómetros estas últimas semanas, más de lo habitual, que no son pocos. Con la primavera, un ejército de apasionados de las letras estamos en danza por todos los rincones, como abejas de flor en flor, de stand en stand, ansiosos por ese contacto con los lectores y con otros autores que nos dé energía para el resto del año, porque son esos días, lejos de los silencios de las noches en espera de la inspiración, cuando te das cuenta de que a mucha gente le gusta leer. O por lo menos les gusta el ambiente de las ferias de libros, con todas esas portadas llenas de colores y diseños sugerentes, con algunos bufones, payasos para los niños, música en el aire, cuentacuentos para los jóvenes.
Además de como autor y ponente en Granada, he estado como lector en Sevilla y en Carmona, y como escritor en Jaén. En Sevilla cada librería organizaba en su cubículo la firma de sus autores invitados. Allí estuve charlando con Teo Palacios durante la firma de su nuevo libro, y conocí a Andrés Pérez Dominguez, autor sevillano que vive de sus letras. Me asombró su proximidad y cercanía; palpar a un escritor que realmente vive de lo que escribe me sorprendió como si fuera un especie en extinción. Teo es otro ejemplo de perseverancia, de autor en alza que sobrevive con su escritura. Los dos me causan admiración; yo estoy lejos de hacer de las letras un modo de supervivencia. Más que nada, porque cada vez soy más escéptico de que eso sea posible. Y quizás, como no me lo creo, no me siento agobiado.
Vi a Jordi Sierra i Fabra también, solo en su caseta. Solo. Un autor superconocido, sin nadie cerca. Ésa es la fragilidad de la fama para los que quieran hacer de los libros su modo de existencia. ¡Y hay tantos! Yo como lector me preguntaba, paseando por los stands, quién sería aquél, o el otro, y el otro... desconocidos para mí. Como yo para ellos. Muchos autores, pero no tantas firmas. Y también poca variedad. Para ser ferias de libros, ¿cómo es posible que se vendan todos los mismos libros en todas las casetas? Repetitivo y todo lo mismo. Una feria es para ver variedad, y en general, esa variedad no existe, y apenas hay especialización. En Granada sí había un stand exclusivamente dedicado a literatura infantil. También me encontré con Jose Manuel Sanchez Rodríguez y con Concha Perea, autores que darán que hablar.
También estuve en Carmona en los IV Encuentro anual del foro HISLIBRIS de Novela Histórica, fue un placer encontrarme con lectores, editores y autores amigos, y conocer a otros nuevos, como Olalla García, Javier Negrete y Arturo Gonzalo Aizpiri. Saludé a Juan Eslava Galán y a José Vicente Pascual, muy entretenidos ambos en sus animadas conversaciones. Me reencontré por sorpresa con amigos de la universidad y firmé, también, algunos libros de "El señor de Castilla". Carmona me encantó, como escenario que es de parte de mi novela, un nido de águilas que domina la vega del Guadalquivir, fortificada desde época púnica, cruce de culturas y de hechos. Tuvimos una visita guiada por la ciudad y tengo apuntado regresar con más tiempo y con más sosiego.
Me dió ideas este encuentro, sobre las charlas, las conferencias, la organización. Algunas aspectos mejorables, otros a imitar. Éramos pocos pero bien avenidos, y eso me chocó: ¿por qué tan pocos? Si son grandes momentos de encuentro alrededor de las letras, ¿por qué vi tan pocos asistentes? Las salas no rebosaban, y deberían. ¿Acaso era el buen tiempo, que animaba a disfrutar de un mundo verde y cálido y no a encerrarse en un palacete? Parece que tanto el buen tiempo como el mal tiempo son enemigos de actos de libros; lo ideal es realizarlos en entretiempo, primavera y otoño. Y tomo nota de eso y mucho más.
Jaén fue el apoteosis. Crisis o no crisis, cuando se presenta una oportunidad para conocer la historia propia y de nuestros antepasados, nos gusta oir lo que nos pueden descubrir los escritores, cuales bardos modernos. Hice acto de firma en Úbeda y en Torreperogil, pueblo de olivares que es escenario vital de Pero Gil, en "El señor de Castilla". Fue un honor compartir charla con Ginés Torres, el cronista del pueblo de mi familia, que con sus 84 años me pareció vital y venerable, lleno de un entusiasmo por la Historia y por los legajos que me dio envidia feroz, él, que de origen humilde se ha formado de forma autodidacta a lo largo de décadas de afición. Gran memoria, gran orador y gran energía. Es la figura de hombre sabio, del campesino que conoce la tierra y sus gentes, ajeno a discusiones bizantinas literarias, a rencillas entre autores en la red que se apuñalan con palabras defendiendo el mundo impreso y el ebook... un hombre actual que ama el Medievo. Eso es lo que yo deseo ser dentro de mucho tiempo. Firmé libros, muchos libros, de todas mis novelas.
Una última reflexión me hago. Algunos autores acuden a la feria no como escritores sino como vendedores. Es una visión legítima, tan legítima como otras, pero yo no vendo aspiradoras, y soy tan realista que tampoco pretendo vender mis libros, sino mostrar mi entusiasmo por las épocas pasadas. Eso sí, a nuestra vanidad le viene bien, de vez en cuando, un halago. Hablo por mí: un lector que te anima a seguir escribiendo es un más que un bálsamo, es un milagro, es una balsa en este océano de incertidumbre que es esto de escribir, donde uno a veces no sabe si aspira a la inmortalidad, o a la satisfacción de un ego hinchado y creido, o simplemente a una camaradería, a una fraternidad que consuele de tantas horas y horas de escritura nocturna y solitaria y de tanta angustia con que la Crisis nos asfixia de día.
Ayer releí a Jorge Manrique y las coplas a la muerte de su padre, y no puedo quitármelas de la cabeza.
Por cierto: el próximo jueves 23 de mayo, a las 19:00h, estaré en FNAC en Sevilla con Teo Palacios, para presentar mi novela "El señor de Castilla" y firmársela a los que lo deseen
21/05/2013 ULTIMA HORA: POR CAUSAS AJENAS SE HA CANCELADO LA PRESENTACIÓN. ¡Qué rabia!
Además de como autor y ponente en Granada, he estado como lector en Sevilla y en Carmona, y como escritor en Jaén. En Sevilla cada librería organizaba en su cubículo la firma de sus autores invitados. Allí estuve charlando con Teo Palacios durante la firma de su nuevo libro, y conocí a Andrés Pérez Dominguez, autor sevillano que vive de sus letras. Me asombró su proximidad y cercanía; palpar a un escritor que realmente vive de lo que escribe me sorprendió como si fuera un especie en extinción. Teo es otro ejemplo de perseverancia, de autor en alza que sobrevive con su escritura. Los dos me causan admiración; yo estoy lejos de hacer de las letras un modo de supervivencia. Más que nada, porque cada vez soy más escéptico de que eso sea posible. Y quizás, como no me lo creo, no me siento agobiado.
Vi a Jordi Sierra i Fabra también, solo en su caseta. Solo. Un autor superconocido, sin nadie cerca. Ésa es la fragilidad de la fama para los que quieran hacer de los libros su modo de existencia. ¡Y hay tantos! Yo como lector me preguntaba, paseando por los stands, quién sería aquél, o el otro, y el otro... desconocidos para mí. Como yo para ellos. Muchos autores, pero no tantas firmas. Y también poca variedad. Para ser ferias de libros, ¿cómo es posible que se vendan todos los mismos libros en todas las casetas? Repetitivo y todo lo mismo. Una feria es para ver variedad, y en general, esa variedad no existe, y apenas hay especialización. En Granada sí había un stand exclusivamente dedicado a literatura infantil. También me encontré con Jose Manuel Sanchez Rodríguez y con Concha Perea, autores que darán que hablar.
También estuve en Carmona en los IV Encuentro anual del foro HISLIBRIS de Novela Histórica, fue un placer encontrarme con lectores, editores y autores amigos, y conocer a otros nuevos, como Olalla García, Javier Negrete y Arturo Gonzalo Aizpiri. Saludé a Juan Eslava Galán y a José Vicente Pascual, muy entretenidos ambos en sus animadas conversaciones. Me reencontré por sorpresa con amigos de la universidad y firmé, también, algunos libros de "El señor de Castilla". Carmona me encantó, como escenario que es de parte de mi novela, un nido de águilas que domina la vega del Guadalquivir, fortificada desde época púnica, cruce de culturas y de hechos. Tuvimos una visita guiada por la ciudad y tengo apuntado regresar con más tiempo y con más sosiego.
Me dió ideas este encuentro, sobre las charlas, las conferencias, la organización. Algunas aspectos mejorables, otros a imitar. Éramos pocos pero bien avenidos, y eso me chocó: ¿por qué tan pocos? Si son grandes momentos de encuentro alrededor de las letras, ¿por qué vi tan pocos asistentes? Las salas no rebosaban, y deberían. ¿Acaso era el buen tiempo, que animaba a disfrutar de un mundo verde y cálido y no a encerrarse en un palacete? Parece que tanto el buen tiempo como el mal tiempo son enemigos de actos de libros; lo ideal es realizarlos en entretiempo, primavera y otoño. Y tomo nota de eso y mucho más.
Jaén fue el apoteosis. Crisis o no crisis, cuando se presenta una oportunidad para conocer la historia propia y de nuestros antepasados, nos gusta oir lo que nos pueden descubrir los escritores, cuales bardos modernos. Hice acto de firma en Úbeda y en Torreperogil, pueblo de olivares que es escenario vital de Pero Gil, en "El señor de Castilla". Fue un honor compartir charla con Ginés Torres, el cronista del pueblo de mi familia, que con sus 84 años me pareció vital y venerable, lleno de un entusiasmo por la Historia y por los legajos que me dio envidia feroz, él, que de origen humilde se ha formado de forma autodidacta a lo largo de décadas de afición. Gran memoria, gran orador y gran energía. Es la figura de hombre sabio, del campesino que conoce la tierra y sus gentes, ajeno a discusiones bizantinas literarias, a rencillas entre autores en la red que se apuñalan con palabras defendiendo el mundo impreso y el ebook... un hombre actual que ama el Medievo. Eso es lo que yo deseo ser dentro de mucho tiempo. Firmé libros, muchos libros, de todas mis novelas.
Una última reflexión me hago. Algunos autores acuden a la feria no como escritores sino como vendedores. Es una visión legítima, tan legítima como otras, pero yo no vendo aspiradoras, y soy tan realista que tampoco pretendo vender mis libros, sino mostrar mi entusiasmo por las épocas pasadas. Eso sí, a nuestra vanidad le viene bien, de vez en cuando, un halago. Hablo por mí: un lector que te anima a seguir escribiendo es un más que un bálsamo, es un milagro, es una balsa en este océano de incertidumbre que es esto de escribir, donde uno a veces no sabe si aspira a la inmortalidad, o a la satisfacción de un ego hinchado y creido, o simplemente a una camaradería, a una fraternidad que consuele de tantas horas y horas de escritura nocturna y solitaria y de tanta angustia con que la Crisis nos asfixia de día.
Ayer releí a Jorge Manrique y las coplas a la muerte de su padre, y no puedo quitármelas de la cabeza.
Por cierto: el próximo jueves 23 de mayo, a las 19:00h, estaré en FNAC en Sevilla con Teo Palacios, para presentar mi novela "El señor de Castilla" y firmársela a los que lo deseen
21/05/2013 ULTIMA HORA: POR CAUSAS AJENAS SE HA CANCELADO LA PRESENTACIÓN. ¡Qué rabia!
miércoles, 1 de mayo de 2013
En la XXXII Feria del LIbro de Granada (y II)
Este año, ración doble. Repetí el pasado sábado 27 de abril en la feria de Granada, pero en este caso acompañando a otra escritora. A Maria José Rubio, historiadora y autora de la novela "El cerrajero del rey", que nos adentra en el cambio de dinastía de los Austrias a los Borbones y nos presenta a dos grandes mujeres de época: Isabel de farnesio y Bárbara de Braganza.
Todo ello, acompañado de dos autoras más: Carolina Molina y Ana Morilla. Porque la charla se enmarcaba en una mesa redonda titulada "Narradoras y narradas: rumbo a las II Jornadas de Novela Histórica de Granada". Y en ellas, la mujer tendrá una presencia especial. Tras una breve presentación por parte de Carolina, comencé yo como director recordando el éxito de las Primeras Jornadas que celebramos en marzo, con lleno total, al igual que en esta mesa. ¿Qué manifestaba eso? Que los lectores de Granada ansiaban que en esta ciudad se celebrara un evento semejante, ¿cómo se explica si no que con apenas publicidad por los medios de comunicación todo el mundo concluya que fueron un éxito de convocatoria? Y anunciamos que las próximas jornadas girarán alrededor de la mujer como autora, como personaje histórico de novela y como personaje ficticio de novela. Como véis, un tema lleno de matices que prometen generan unas jornadas interesantes.
Y como de autoras se trata, continuó Carolina Molina preguntando a María José Rubio sobre la novela. Es autora de varios ensayos de mujeres históricas y esta novela se alimentó de su tesis doctoral. Excelentemente documentada, el personaje principal es un cerrajero, símbolo del guardián de los secretos, del portador de las llaves que cierran y abren puertas y alcobas; nos habló de los músicos de la corte, de los castrati, de Farinelli, de cómo las dos mujeres fuertes llevaron las riendas del reino entre reyes débiles y validos ambiciosos, del incendio del Palacio Real y de la construcción del Alcázar, de la política del reino y de la importancia, en una corte de intrigas, de tener la llave adecuada para abrir o cerrar la cerradura más interesada.
Después Ana Morilla le preguntó sobre la estructura formal de la novela, sobre su proceso de doumentación entre legajos, sobre los autores consultados y sobre la fomra de escribir la novela, compaginando la tesis y la novela. Después, llegó la intervención del público. Eso dio pie a describir los conflictos que a veces aparecen entre investigadora científica y escritora que se plantea tomar licencias literarias; sobre las niveles de cerraduras, las llaves y los candados; sobre Isabel de Farnesio y Bárbara de Braganza, dos mujeres de armas tomar.
Llegó la firma de ejemplares en la Caseta Oficial de la feria y no le faltaron lectores requiriéndola, durante toda una hora. Fue una tarde muy interesante y entretenida y por primera vez conocí a alguien que compagina el estudio de la historia profesionalmente con la escritura. Resultado: más que satisfactorio.
Todo ello, acompañado de dos autoras más: Carolina Molina y Ana Morilla. Porque la charla se enmarcaba en una mesa redonda titulada "Narradoras y narradas: rumbo a las II Jornadas de Novela Histórica de Granada". Y en ellas, la mujer tendrá una presencia especial. Tras una breve presentación por parte de Carolina, comencé yo como director recordando el éxito de las Primeras Jornadas que celebramos en marzo, con lleno total, al igual que en esta mesa. ¿Qué manifestaba eso? Que los lectores de Granada ansiaban que en esta ciudad se celebrara un evento semejante, ¿cómo se explica si no que con apenas publicidad por los medios de comunicación todo el mundo concluya que fueron un éxito de convocatoria? Y anunciamos que las próximas jornadas girarán alrededor de la mujer como autora, como personaje histórico de novela y como personaje ficticio de novela. Como véis, un tema lleno de matices que prometen generan unas jornadas interesantes.
Y como de autoras se trata, continuó Carolina Molina preguntando a María José Rubio sobre la novela. Es autora de varios ensayos de mujeres históricas y esta novela se alimentó de su tesis doctoral. Excelentemente documentada, el personaje principal es un cerrajero, símbolo del guardián de los secretos, del portador de las llaves que cierran y abren puertas y alcobas; nos habló de los músicos de la corte, de los castrati, de Farinelli, de cómo las dos mujeres fuertes llevaron las riendas del reino entre reyes débiles y validos ambiciosos, del incendio del Palacio Real y de la construcción del Alcázar, de la política del reino y de la importancia, en una corte de intrigas, de tener la llave adecuada para abrir o cerrar la cerradura más interesada.
Después Ana Morilla le preguntó sobre la estructura formal de la novela, sobre su proceso de doumentación entre legajos, sobre los autores consultados y sobre la fomra de escribir la novela, compaginando la tesis y la novela. Después, llegó la intervención del público. Eso dio pie a describir los conflictos que a veces aparecen entre investigadora científica y escritora que se plantea tomar licencias literarias; sobre las niveles de cerraduras, las llaves y los candados; sobre Isabel de Farnesio y Bárbara de Braganza, dos mujeres de armas tomar.
Llegó la firma de ejemplares en la Caseta Oficial de la feria y no le faltaron lectores requiriéndola, durante toda una hora. Fue una tarde muy interesante y entretenida y por primera vez conocí a alguien que compagina el estudio de la historia profesionalmente con la escritura. Resultado: más que satisfactorio.
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