lunes, 30 de agosto de 2010

Y al Séptimo... siguió trabajando

Por una urgencia del trabajo que me da de comer (por el momento), este fin de semana me ha tocado dedicarle en casa, muy a mi pesar, unas cuantas horas el sábado, el domingo y también hoy lunes, y eso que en teoría lo tenía de descanso. Con lo que no he podido dedicarle el tiempo que hubiera querido al Blog, ni visitar los sitios que me gustan (sorry).


(Yo, quejándome)

Esta semana me espera más de lo mismo. No obstante, hoy me han dado una pequeña alegría: mi agente ya ha regresado de su descanso vacacional y ya están moviendo mi novela por el extranjero.

Así que, ¡buf!, ¡que pase ya la semana y que llegue San Viernes, por favor! (y que los dioses me sean propicios)

sábado, 21 de agosto de 2010

Extractos de un mago de la escritura

Por el Facebook se comentan hoy varios libros sobre las diferentes teorías de la escritura; sobre ellos, varias personas opinaban qué les habían parecido. Varios comentarios señalaban que varias de esas guías, según decían buenisímas, eran en realidad demasiado eruditas. Demasiado frías.

Teoría, teoría... demasiada teoría mata la inspiración, puede paralizarte; en vez de escribir la inacción te ataca porque estás con la duda: ¿es esta estructura sintácticamente la más correcta?, o ¡espera!, ¡estoy cayendo en una aliteración!.

Mi teoría es sencilla: sujeto, verbo, predicado. Tener unos personajes definidos, un conflicto, la resolución del conflicto. Presentación, nudo y desenlace. Saber de dónde parto y hacia dónde voy, cuál es la meta de mi historia. Y antes de todo eso leer muchísimo; cuando estoy ante un autor que me gusta, intento descubrir "por qué" me gusta: ¿son sus descripciones?, ¿la personalidad de sus protagonistas?, ¿la ambientación?, ¿la intriga y las pistas inteligentes que suelta por la trama?.

Acumulo muchas, muchas de estas cosas "buenas" que me gustan en mi cabeza, y cuando me pongo a escribir, escribo para divertirme. Intento ser tan entretenido y absorbente como esos que me gustan. Intento pasármelo tan bien como leyendo a esos que me gustan, meterme en la historia de lleno.

Unas veces lo logro, otras no. Hay dias que consigo sacar dos, tres, cuatro hojas sin un borrón; otros, aniquilo párrafos, rescato lo que puedo, y rehago, avanzando apenas media cuartilla. Pero no paro. Sigo en el juego. Me río de mí mismo.

El libro que me encantó sobre cómo escribir es "La página escrita" de Jordi Sierra i Fabra (Editorial SM). Lo recomiendo. De vez en cuando hojeo sus hojas para refrescar la mente. Os dejo unos extractos:



1.1.- Los porqués
"Respondámonos a estas dos preguntas: ¿Por qué leer?, y ¿Por qué escribir?.
La primera puede parecer sencilla. Todos leemos salvo que seamos analfabetos. Incluso los que no leen periódicos ni novelas, leen; por la calle, los rótulos de las tiendas; en la parada del autobús, el nombre de la línea que han de tomar... (...)
Pero la voluntad de leer un libro o un periódico es otra cosa, sobre todo lo primero, porque para ello se precisa de la necesidad o del anhelo de hacerlo. Leer una novela no es un acto reflejo, sino condicionado. Buscamos algo: satisfacción, curiosidad, estímulo... (...)"


1.2.- Previo a escribir: leer
"En una ocasión, en una conferencia, me atreví a realizar un decálogo propio en torno a los libros y la escritura. Creo que encaja aquí, como parte de esta teorización sobre la singularidad de la palabra escrita, el placer de leer como antesala de la virtud de escribir:

...
3.- Un libro es como un disco, una película, un vídeo o un juego: pura evasión.
...
8.- Al leer, al sentir, recordamos que estamos vivos, y que esto es un privilegio.
9.- Cuando el mundo intenta darnos alcance y asquearnos, leer es lo único que nos devuelve a nuestra condición humana.
10.- Leer es como hacer el amor: estás tú y el libro, solos, compartiéndolo todo.
...

Si leer nos hace formar parte de una realidad global, en la misma medida las personas que escriben necesitan hacerlo para sentirse vivas. Así pues, ¿por qué escribir? ¿Para vivir? ¿Para comunicarnos? ¿Para saber que existimos?

Haría falta un libro entero para hablar de ello, y no hay tiempo ni espacio para tanta elucubración, sobre todo si el que escribe la respuesta es un loco, un apasionado, un enfermo de la escritura, como es mi caso. Una de mis frases más conocidas dice: Escribir es el orgasmo continuo, y con esto creo que todo queda dicho"




Es día 21. Ya queda menos de dos meses para la salida a la calle de "El esclavo de la Al-Hamrā" (Ediciones B) (20.10.2010), la página Web de la novela estará muy pronto operativa...

lunes, 16 de agosto de 2010

Tiempos Bizantinos

Estoy recién llegado de las Alpujarras, en donde mi mujer y yo hemos pasado un fin de semana tranquilísimo, y fresquito. En vez de embotellarme en un atasco monumental camino de la playa, elegimos huir del hormigón hacia la montaña. La Alpujarra está llena de contrastes; desde Orgiva a Laroles, pasando por Carataunas, Trevelez, Bubión... Los pueblos son blancos, blanquísimos, con trabajadores del esparto, callejones culebreantes y en umbría, y señoras de luto riguroso. Y también numerosos extranjeros. Sus pueblos son vergeles, pequeños oasis en medio de una naturaleza abrupta y a tramos desoladora, a ratos caudalosa, fértil y feraz.



En Cádiar compramos turrón de miel y almendras, chocolate de Pampaneira con frambuesas, y cogimos furtivamente algunos higos. Comer la fruta arrancándola del árbol es un lujo olvidado.



Sin Internet sí, pero no sin lectura. Aún estoy estremecido por el libro de John Julius Norwich, sobre el imperio bizantino, por su habilidad con la que narra hechos terribles y pasajes gloriosos, el ascenso y caída de emperadores, los sufrimientos del pueblo, las revueltas, la ira de los poderosos y la resistencia de los débiles. Si consigo transmitir en mi segunda novela una fracción de su entusiasmo y de su empatía, puedo asegurar que será gran libro.



¿Quién no ha oído hablar de Constantinopla, con su grandiosa Hagia Sophia? Antes de los otomanos había un Imperio que duró más de mil años, un imperio que fue la luz del mundo mientras el resto del mundo occidental atrevesaba las centurias de la Edad Oscura. Entra en el Imperio de Bizancio; admira la cúpula dorada de Hagia Sophia, y descubre los secretos guardados en los sótanos del Auditorium. Navega en los dromones a través del Mar Egeo hacia el Exarcado de Carthago y vibra con las carreras en el Hipódromo, entre los gritos de los Verdes y los Azules. Examina las sedas orientales custodiadas en la Casa de las Luces y cruza las enormes puertas de plata del Salón del Trono, donde el emperador, separado del resto de los mortales, decidirá tu destino: combatir a los búlgaros y khazajos en las fértiles llanuras de Tracia, o enfrentarte a las tropas musulmanas que amenazan con rebasar las montañas del Tauros en Anatolia.

Tengo un sueño: que el Imperio Bizantino, con su grandeza y sus miserias, con sus héroes públicos y sus héroes anónimos, no caiga en el olvido. Y con esa meta prosigo la revisión de mi segundo libro.

domingo, 8 de agosto de 2010

Los Bosques de la Al-Hamrā

Después de un sábado superproductivo, el domingo lo he dedicado a relajarme, cómo no, paseando por los Bosques de la Al-Hamrā. Después de dos años largos de trabajo, el Patronato de la Alhambra ha concluído la restauración de los doce leones que sostienen la fuente del Palacio de Ridyab, cuya construcción es una de las tramas principales de mi novela.



La editorial me ha dado ya una fecha concreta: "EL ESCLAVO DE LA AL-HAMRĀ" (Ediciones B) saldrá a la venta el próximo 20.10.2010 en toda España. Así que con esa gran noticia tenía la excusa perfecta para subir a la Al-Hamrā, para deleitarme en detalles para mi página Web.



Los dos leones del Maristán suspiran por más visitantes, olvidados, mientras sus doce primos más famosos y estilizados se llevan los suspiros y las alabanzas.

Después de una visita siempre interesante al Museo de la Alhambra, en el Palacio de Carlos V (gratuita), busqué la entrada de la Cripta, donde se han colocado las seis parejas de leones (porque son parejas, hembra y macho, cada uno de ello con sus propia singularidad), con la decepción de que los domingos sólo se permite la visita con el ticket de visita a los Palacios Nazaríes. Para quien desee verlos gratis, hay que ir Viernes y Sábados de 20 a 22 horas. Pronto regresarán a su patio. Así que el próximo finde será mi oportunidad, antes de subir a las Alpujarras a disfrutar del frescor de una tierra de belleza casi virgen.



Tomé unas fotos de la Puerta del Vino, a través de la que se cruzaba un foso que separaba el recinto militar de la Alcazaba y el recinto palaciego, cogiendo detalles de los aleros, las ventanas y celosías, las arboledas, los arcos, evitando siempre al mayor enemigo de las fotos: ¡el turista que se pone en medio!. Descendiendo por la cuesta hacia Plaza Nueva, las penumbras del Bosque de la Al-Hamrā hacían soportable las altas temperaturas, ¡hasta 40ºC en la ciudad moderna!. Y es que la Al-Hamrā recibe los vientos frescos del Yabal Sulayr, la Sierra Nevada, donde aún hay nieve, ¡sí, nieve en pleno mes de agosto! Los neveros de la sierra se ven blancos desde la ciudad.





Intenté descubrir entre la frondosa vegetación el Arco de las Orejas, trasladado desde la puerta de Bib-al-Rambla, donde los almotacenes colgaban las orejas de los ladrones y pillos capturados, como advertencias a los maleantes, pero se ve que bajé por la cuesta equivocada. En otra ocasión será.

Pronto, muy pronto, el visir Ibn Zamrak volverá a andar entre los olmos y las celosías.

En cuanto tenga noticias de la portada os la mostraré. Terminó julio. Septiembre llegará cargado de novedades.

domingo, 1 de agosto de 2010

John Julius Norwich

Como sabéis, llevo varias semanas dedicado a la corrección de mi segunda novela, "¡Arde, Bizancio!", con el propósito de entregársela a mi agente después del verano, en septiembre u octubre. Después de casi un año de dormir el sueño de los justos en un cajón, he redescubierto mi novela con nuevas perspectivas. Este año ha sido de intenso aprendizaje, en cuanto a revisión y corrección de tramas y argumento, estilo de escritura y definición de los personajes. Quiero que esta segunda novela quede tan redonda como la primera, así que decidí profundizar más en la historia del Imperio Bizantino. Para ello he adquirido nuevos libros sobre el tema.

El autor que he descubierto se llama John Julius Norwich. Nacido en 1929, se educó en Toronto, en Eton y Oxford, ingresando en 1952 en el Foreign Office. Durante doce años sirvió en las embajadas británicas en Beirut y Belgrado. En 1964, con 35 años, dejó el servicio diplomático para dedicarse por entero a la escritura, con gran éxito. Por lo que sé, sigue vivo, dedicándose a lo que más ha llenado su vida: la divulgación histórica.



Entre otros trabajos, suya es una magnífica trilogía sobre el Imperio Bizantino, que relata en una prosa dinámca y viva los más de mil años de civilización bizantina:

"Bizancio fue una autocracia, gobernada por un emperador que era un Igual con los Apóstoles, el Vicerregente de Dios en la Tierra, que disponía de la vida y la muerte de todos sus súbditos en la palma de su mano. Algunos de sus emperadores fueron héroes, otros fueron monstruos; pero nunca, nunca pasaron desapercibidos por la Historia." (John Julius Norwich)

Aparte de ser una excelente fuente de datos y fuentes, que me vendrán muy bien para dar más color a mi historia, quería compartir con vosotros el final del Prólogo del segundo tomo:

"Sólo me resta añadir mi usual advertencia de que aunque he hecho cuanto he podido para ser tan veraz como lo han permitido las fuentes originales aún existentes hoy en día, este libro, como su predecesor, no pretende ser un libro académicamente perfecto. No conocia apenas nada sobre Bizancio cuando comencé a escribirlo, y sin duda habré olvidado gran parte de lo que haya escrito después de que haya concluido esta trilogía. La edad no perdona.

Si apenas he dedicado espacio a consideraciones económicas de la época es porque no soy economista, y escribir tres volúmenes suponen ya de por sí un trabajo considerable. Por el mismo motivo, si me he centrado en las personalidades de los Emperadores y sus Emperatrices en vez de, por ejemplo, en los progresos sociales, sólo puedo alegar que yo prefiero hablar sobre personas en vez de sobre tendencias. Así, tampoco me he preocupado demasiado sobre la forma más correcta de escribir nombres propios y lugares. En general he preferido la versión latina de los nombres, simplemente para que fueran más familiares a los lectores. Y a veces, cuando la forma griega me pareció mejor no he dudado en emplearla.

Aquellos que deseen profundizar aún más, les remito directamente a la Bibliografía, donde encontrarán magníficos libros escritos por grandes catedráticos; en cuyo caso, este libro no es para ellos. Para todos los demás, mi única meta ha sido proporcionar a todos aquellos interesados la visión general de la Historia Bizantina que a mí me hubiera gustado leer cuando caí vencido bajo el hechizo del Mediterráneo Oriental. No sé si lo habré logrado: en este segundo tomo se cuentan los hechos de los cuatro siglos más gloriosos de toda su historia.

Pero he llegado a un punto de no retorno, y al menos estoy disfrutando muchísimo escribiendo esto. Y si con ello logro convencer a otras personas a que compartan mi propio entusiasmo por esta civilización brillante, entonces me sentiré más que satisfecho"

John Julius Norwich
Lonres, Navidad de 1990

(Traducción libre por Blas Malo Poyatos)




En resumen, con sinceridad nos dice:

1.- Escritor, sé humilde si escribes Historia. Nunca lo sabrás todo; otros sabrán más que tú. No mientas a tus lectores: lo que no sabes, no lo sabes.
2.- Intenta siempre ser veraz con tus fuentes. Comprueba tus fuentes; si entran en contradicción, haz conjeturas razonables, creíbles.
3.- Lo importante de las historias son las personas, sus vidas, sus conflictos, cómo los resuelven. Son tus personajes los que captarán la atención de tus lectores, no tu dominio de las descripciones del paisaje.
4.- Ayuda a los lectores a comprender lo que escribes, incluso aunque te tengas que tomar alguna licencia.
5.- Y por encima de todo, cree en lo que escribes, y disfruta escribiéndolo.

Si, estoy hechizado por Bizancio. John Julius Norwich me ha convertido del todo.

Por último, os dejo con un enigma:
"Si quieres guardar un secreto... guárdalo tú mismo. (Marco Tulio Cicerón)"