martes, 24 de noviembre de 2009

Elsa, la hija de William Hall



¿Quién no ha admirado este fascinante retrato decimonónico, en la portada de más de un libro y revista? ¿Quién es Elsa, por qué sonríe así, saliendo del cuadro? Sabe que es hermosa; lo sabe. Está en la flor de su vida. ¿Era quizás el retrato un regalo de su padre, o de su amante?

El autor de este cuadro deslumbrante se llamaba Sir Francis Dicksee (1853-1928). Hijo de una familia de reconocido talento artístico, fue enseñado a dibujar por su padre, antes de ingresar en la Royal Academy School de Londres, donde se hizo socio del Langham Sketching Club, un club de dibujo. De forma periódica el club se reunía para dibujar sobre algún tema en concreto. En una de las ocasiones el tema tratado fue “La Música”. Dicksee quedó tan satisfecho con su propio esbozó que pensó que merecía plasmarlo al óleo, y eso hizo. Con 24 años, su primera pintura “Harmony” (“Armonía”) participó en la primera exhibición artística del Royal Academy School, donde cosechó un tremendo éxito, y le proporcionó la fama necesaria para dedicarse a la pintura. Fue una de las primeras obras adquiridas por la Tate Gallery de Londres, donde aún permanece.


Sir Frank Dicksee


Harmony

La pintura ya muestra el interés de Dicksee por la temática medieval. Se convirtió en uno de los máximos representantes de los Prerrafaelistas, una corriente pictórica deseaba regresar al intenso colorido y abundantes detalles de la pintura del Quattrocento italiano, rompiendo con las tendencias academicistas de su época.
Dicksee fue reconocido por su precisión en el detalle, y sus autorretratos da lo mejor de sí, pareciendo casi fotografías modernas. Os dejo con algunas de sus obras. En mi mente Elsa es una imagen evocadora, y es seguro que formará parte de una de mis historias.


Retrato de una Dama


Retrato de Dora


La Belle Dame Sans Merci


Las Dos Coronas


Lelia

jueves, 12 de noviembre de 2009

Los consejos de Jacy Burton

Los consejos son como las lentejas......unos las comen y otros las dejan.

Me gusta curiosear por la Red, por las páginas de las editoriales de nuestro país para ver cómo marcha el panorama, hojear novedades e intuir posibles tendencias. En la Web de Ediciones Pàmies hay una sección sobre los autores de su catálogo. La verdad, no he podido resistirme a cotillear en sus biografías. ¡Qué inmensa variedad de vidas y vivencias!

Una de sus autoras me llamó poderosamente la atención: Jaci Burton. Sí, una absoluta desconocida para mí. Burton, un día, cansada de la vida que llevaba (exitosa, con un buen sueldo y prestigio, esas tres cosas que tanto nos dicen que importan), lo dejó todo y se decidió: quería ser escritora. Lo deseaba desde pequeña, pero nunca se había visto a sí misma como una persona que viviera de la literatura. Eso ocurrió en 2002. Desde entonces su éxito ha sido fulminante, en el ámbito de la novela romántica en USA.



En su Página Oficial, aquí, nos cuenta cómo su vida es normal, tan normal como todos sus vecinos... sólo que ella escribe, y vive de su escritura. A la pregunta "¿De dónde te vienen las ideas para tus libros?", ella contesta: "De todas partes, y en cualquier momento. Puede inspirarme el personaje de una serie de televisión, o un titular de los periódicos, o la inspiración surge de pronto. El juego de "y qué pasaría si..." es muy bueno para conseguir ideas, que puedan desarrollarse en un relato o en una novela"

En su Blog, Burton cuenta cómo una vez fue parte de un jurado literario. Después de ver la inmensa cantidad de manuscritos de noveles, nos regala a los novatos una serie de observaciones muy interesantes.

ERRORES QUE LOS NOVELES COMETEN CON FRECUENCIA:

1.-El más importante: la falta de ritmo. No aburras a tus lectores con largas descripciones, llenas de datos apenas comiencen el libro. Los lectores no necesitan leer la biografía completa de los personajes justo en el prólogo o en el primer capítulo. No los trates como a estúpidos. Ellos dirían: "No es necesario saberlo todo al dedillo en el primer capítulo, todos y cada uno de los detalles, podremos intuir lo que necesitamos si vas dejando pequeñas pistas a lo largo del libro. Somos listos, y honestamente, si nos dejas pequeñas pistas de forma adecuada conseguirás intrigarnos y nos harás desear leer más."
Si lo muestras todo en el primer capítulo, la intriga y curiosidad se perderá. Es como decir en grandes letras rojas: NO NECESITAS LEER MÁS-YA LO SABES TODO.




2.- Otro gran error: las descripciones interminables... desde que el personaje va andando por la calle como si tuviera GPS, hasta llegar a una relación exhaustiva del mobiliario de su casa, antes de que diga ni una palabra (Bostezo).
¿La verdad? "Nada de eso nos interesa. Danos una idea general del lugar y de la época y al infierno con todo lo demás. No nos interesa saber las alfombras que tiene en el salón, ni si sus sillas son del estilo de la Reina Ana. No nos interesa lo bien que te has documentado sobre cultura/clima/sociedad/ciudad/país del lugar donde se ambienta la historia, ¡nos interesa la historia!. Da una idea general y abandona el resto. Si quisiéramos leer Historia no nos compraríamos una obra de ficción. Si es necesario para el argumento, entonces da datos poco a poco, y deben ser importantes (no los des porque sí; ¡como la basura, eso se huele!"

3.-Las faltas de ortografía y puntuación. Si vas a participar en un concurso, asegúrate de dominar la gramática básica, las oraciones, las frases, y cómo construir diálogos con sus guiones y todo. Si no sabes eso, no estás preparado.



4.-Caracterización. Una historia no es nada sin sus personajes. Los personajes tienen que cobrar vida con las palabras. Si los tienes hablando sin decir nada relevante o sin hacer nada interesante significa que has fracasado. Si después de los tres primeros capítulos no sabemos quiénes son, o peor, no nos importa, entonces tienes un problema como escritor. Los personajes planos y sin vida no atraen a los lectores y no animan a seguir leyendo. Créalos en 3D, dales un pasado, unas metas y haz que interactúen entre sí. Hazlos reales, con problemas reales, y que sus diálogos reflejen la realidad. Siempre deben estar vivos, y en cada escena deben mostrar tensión, secretos, deseos o necesidades, algo que los una al lector y que haga que desee que tengan éxito en sus objetivos. Si no, leer sobre ellos será tan aburrido como observar una pared pintada y seca. Y eso lo odio.

(Traducido libremente por mí. Todos los derechos son propiedad de su autora. La entrada original la podéis encontrar en: A little advice...)