domingo, 19 de mayo de 2013

Sevilla, Carmona, Jaén. Un pequeño tour y la realidad.

He recorrido muchos kilómetros estas últimas semanas, más de lo habitual, que no son pocos. Con la primavera, un ejército de apasionados de las letras estamos en danza por todos los rincones, como abejas de flor en flor, de stand en stand, ansiosos por ese contacto con los lectores y con otros autores que nos dé energía para el resto del año, porque son esos días, lejos de los silencios de las noches en espera de la inspiración, cuando te das cuenta de que a mucha gente le gusta leer. O por lo menos les gusta el ambiente de las ferias de libros, con todas esas portadas llenas de colores y diseños sugerentes, con algunos bufones, payasos para los niños, música en el aire, cuentacuentos para los jóvenes.

Además de como autor y ponente en Granada, he estado como lector en Sevilla y en Carmona, y como escritor en Jaén. En Sevilla cada librería organizaba en su cubículo la firma de sus autores invitados. Allí estuve charlando con Teo Palacios durante la firma de su nuevo libro, y conocí a Andrés Pérez Dominguez, autor sevillano que vive de sus letras. Me asombró su proximidad y cercanía; palpar a un escritor que realmente vive de lo que escribe me sorprendió como si fuera un especie en extinción. Teo es otro ejemplo de perseverancia, de autor en alza que sobrevive con su escritura. Los dos me causan admiración; yo estoy lejos de hacer de las letras un modo de supervivencia. Más que nada, porque cada vez soy más escéptico de que eso sea posible. Y quizás, como no me lo creo, no me siento agobiado.



Vi a Jordi Sierra i Fabra también, solo en su caseta. Solo. Un autor superconocido, sin nadie cerca. Ésa es la fragilidad de la fama para los que quieran hacer de los libros su modo de existencia. ¡Y hay tantos! Yo como lector me preguntaba, paseando por los stands, quién sería aquél, o el otro, y el otro... desconocidos para mí. Como yo para ellos. Muchos autores, pero no tantas firmas. Y también poca variedad. Para ser ferias de libros, ¿cómo es posible que se vendan todos los mismos libros en todas las casetas? Repetitivo y todo lo mismo. Una feria es para ver variedad, y en general, esa variedad no existe, y apenas hay especialización. En Granada sí había un stand exclusivamente dedicado a literatura infantil. También me encontré con Jose Manuel Sanchez Rodríguez y con Concha Perea, autores que darán que hablar.

También estuve en Carmona en los IV Encuentro anual del foro HISLIBRIS de Novela Histórica, fue un placer encontrarme con lectores, editores y autores amigos, y conocer a otros nuevos, como Olalla García, Javier Negrete y Arturo Gonzalo Aizpiri. Saludé a Juan Eslava Galán y a José Vicente Pascual, muy entretenidos ambos en sus animadas conversaciones. Me reencontré por sorpresa con amigos de la universidad y firmé, también, algunos libros de "El señor de Castilla". Carmona me encantó, como escenario que es de parte de mi novela, un nido de águilas que domina la vega del Guadalquivir, fortificada desde época púnica, cruce de culturas y de hechos. Tuvimos una visita guiada por la ciudad y tengo apuntado regresar con más tiempo y con más sosiego.



Me dió ideas este encuentro, sobre las charlas, las conferencias, la organización. Algunas aspectos mejorables, otros a imitar. Éramos pocos pero bien avenidos, y eso me chocó: ¿por qué tan pocos? Si son grandes momentos de encuentro alrededor de las letras, ¿por qué vi tan pocos asistentes? Las salas no rebosaban, y deberían. ¿Acaso era el buen tiempo, que animaba a disfrutar de un mundo verde y cálido y no a encerrarse en un palacete? Parece que tanto el buen tiempo como el mal tiempo son enemigos de actos de libros; lo ideal es realizarlos en entretiempo, primavera y otoño. Y tomo nota de eso y mucho más.

Jaén fue el apoteosis. Crisis o no crisis, cuando se presenta una oportunidad para conocer la historia propia y de nuestros antepasados, nos gusta oir lo que nos pueden descubrir los escritores, cuales bardos modernos. Hice acto de firma en Úbeda y en Torreperogil, pueblo de olivares que es escenario vital de Pero Gil, en "El señor de Castilla". Fue un honor compartir charla con Ginés Torres, el cronista del pueblo de mi familia, que con sus 84 años me pareció vital y venerable, lleno de un entusiasmo por la Historia y por los legajos que me dio envidia feroz, él, que de origen humilde se ha formado de forma autodidacta a lo largo de décadas de afición. Gran memoria, gran orador y gran energía. Es la figura de hombre sabio, del campesino que conoce la tierra y sus gentes, ajeno a discusiones bizantinas literarias, a rencillas entre autores en la red que se apuñalan con palabras defendiendo el mundo impreso y el ebook... un hombre actual que ama el Medievo. Eso es lo que yo deseo ser dentro de mucho tiempo. Firmé libros, muchos libros, de todas mis novelas.





Una última reflexión me hago. Algunos autores acuden a la feria no como escritores sino como vendedores. Es una visión legítima, tan legítima como otras, pero yo no vendo aspiradoras, y soy tan realista que tampoco pretendo vender mis libros, sino mostrar mi entusiasmo por las épocas pasadas. Eso sí, a nuestra vanidad le viene bien, de vez en cuando, un halago. Hablo por mí: un lector que te anima a seguir escribiendo es un más que un bálsamo, es un milagro, es una balsa en este océano de incertidumbre que es esto de escribir, donde uno a veces no sabe si aspira a la inmortalidad, o a la satisfacción de un ego hinchado y creido, o simplemente a una camaradería, a una fraternidad que consuele de tantas horas y horas de escritura nocturna y solitaria y de tanta angustia con que la Crisis nos asfixia de día.

Ayer releí a Jorge Manrique y las coplas a la muerte de su padre, y no puedo quitármelas de la cabeza.

Por cierto: el próximo jueves 23 de mayo, a las 19:00h, estaré en FNAC en Sevilla con Teo Palacios, para presentar mi novela "El señor de Castilla" y firmársela a los que lo deseen
21/05/2013 ULTIMA HORA: POR CAUSAS AJENAS SE HA CANCELADO LA PRESENTACIÓN. ¡Qué rabia!