Ayer mismo, después de pasar a limpio mis últimas páginas, suspiré satisfecho con el último capítulo terminado (aún queda mucho trabajo por hacer) de mi nueva y tercer novela. Me levanté del sofa, me dirigí a la cocina y de repente, surgió un anhelo. Estoy deseando terminarla para regresar al Imperio Bizantino. Me apetece retomar a mis anteriores personajes, navegar por el Egeo, pasearme por la Messé otra vez. Ver el velamen de los grandes dromones desplegados con la enseña imperial, enorme, sobre el mar de Mármara.
Es bueno tener ideas. Te dan alicientes para animarte a escribir.
En la anterior entrada ya teníamos la inspiración. Ya teníamos una idea de partida, en general la idea es un algo concreto dentro de un marco general, una escena que nos hace saltar el interruptor en nuestra mente: estar en la historia. Y desear seguir allí.
Quiero empezar a escribir. Estoy ansioso por hacerlo, pero no sé cómo empezar. ¿Cómo lo hacemos?
Algunos teóricos dicen que la primera frase es la más importante de todas, la primera oportunidad para atraer la atención del lector. Genial si lo consigues a la primera, pero no te agobies: no vamos a correr antes de saber siquiera andar.
Existen varias formas para comenzar:
-Partimos de una idea, una escena. ¿Es la idea de un inicio? Lo normal es tener una imagen, suelta, que es parte de una historia. Tenemos que pensar: esa escena que me gusta es como es por alguna razón. Tenemos que indagar esas razones, saber retroceder y avanzar para llegar a un inicio y a un final.
-Tenemos un inicio y un final. ¿Lo tenemos? El inicio debe conversar con el lector, presentarle personajes, época y sentar la base del confllicto/nudo de la historia. El final debe ser emotivo, un clímax, un desenlace que sea recordado. Es muy muy importante dedicarles tiempo antes de comenzar ya que serán nuestra guia principal, nuestros hitos en el camino.
Después podemos actuar de dos formas:
1.-¡Lanzarnos frenéticamente a la escritura! Se puede escribir una historia teniendo sólo claros el inicio, la escena intermedia que nos inspiró y el final, aprovechando la endorfinas de la inspiración... pero la inspiración no dura para siempre. Después de las primeras 20 o 40 páginas se agotará el impulso inicial, y tocará pensar cómo seguir.
Así fue como inicié "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B). Me lancé a escribir sin más preparativos... hasta que llegó la primera parada. Dar el primer paso es el más importante. El segundo paso ya tiene de partida las primeras hojas. Todo avance sirve de base y alimento del siguiente. En este caso navegamos en el mar a bordo de una barca de remos cortos, que nos cuesta dominar. Llegar a destino no es imposible, pero nos costará tiempo y esfuerzo. A cambio, lo que escribamos tendrá la frescura de la incertidumbre. Nuestros protagonistas pueden mutar de un capítulo a otro. Eso significa que cuando demos por terminada la historia tendremos que revisarla bastante en busca de cabos sueltos debidos a nuestra creatividad desbocada.
En el caso de "El esclavo de la Al-Hamrá", fueron tres años de escritura en mis ratos libres; la versión final tenía la etiqueta "Rev8a". Es decir, mínimo sufrió 8 revisiones. Recuerdo con cierto rubor lo emocionado que estaba cuando terminé la primera escritura, y la bauticé "Rev1". Luego... vinieron las correcciones. Rev1a, Rev1b, Rev1c, Rev2... con el exterminio de algún personaje por medio. Un trabajo arduo de novato.
2.-Elaborar un guión previo. En este caso... no podemos escribir aún. Nos debemos parar a pensar durante bastante tiempo. Hemos pensado a grandes rasgos el inicio y el final. Hemos de detallarlo todo en varios niveles; hemos de ser capaces de sintetizar la historia en varias fases. Si conseguimos tanto reducir la esencia de la historia en una Sinopsis corta de 3 párrafos (menos de quince líneas) como expandirla con detalle suficiente (incluyendo descripciones, diálogos cortos, rasgos psicológicos de nuestros personajes) digamos en 20-40 páginas, significa que controlamos la historia y podemos comenzar la Escritura.
¿Cuánto tiempo tardaremos en tener listo nuestro guión? Depende del grado de precisión que queramos. Cuidado: un guión es eso, sólo una guía rápida para avanzar con agilidad. El guión definitivo sería... la novela terminada.
Un guión no debe repugnarnos como algo rígido que impide nuestra creatividad. Debemos ser flexibles, pero con una meta. Con un guión completo nos podremos centrar exclusivamente en desarrollar la historia. Tendremos paradas de inspiración, sí, pero como acontecerán en la redacción del guión no retrasará la acción de la escritura.
En vez de en una barca, estamos navegando en un yate. Una barca es más inmediata, más a nuestro control, más libre; pero puede que más lenta. En un yate, tenemos más rigidez mental, pero iremos más rápido.