domingo, 1 de agosto de 2010

John Julius Norwich

Como sabéis, llevo varias semanas dedicado a la corrección de mi segunda novela, "¡Arde, Bizancio!", con el propósito de entregársela a mi agente después del verano, en septiembre u octubre. Después de casi un año de dormir el sueño de los justos en un cajón, he redescubierto mi novela con nuevas perspectivas. Este año ha sido de intenso aprendizaje, en cuanto a revisión y corrección de tramas y argumento, estilo de escritura y definición de los personajes. Quiero que esta segunda novela quede tan redonda como la primera, así que decidí profundizar más en la historia del Imperio Bizantino. Para ello he adquirido nuevos libros sobre el tema.

El autor que he descubierto se llama John Julius Norwich. Nacido en 1929, se educó en Toronto, en Eton y Oxford, ingresando en 1952 en el Foreign Office. Durante doce años sirvió en las embajadas británicas en Beirut y Belgrado. En 1964, con 35 años, dejó el servicio diplomático para dedicarse por entero a la escritura, con gran éxito. Por lo que sé, sigue vivo, dedicándose a lo que más ha llenado su vida: la divulgación histórica.



Entre otros trabajos, suya es una magnífica trilogía sobre el Imperio Bizantino, que relata en una prosa dinámca y viva los más de mil años de civilización bizantina:

"Bizancio fue una autocracia, gobernada por un emperador que era un Igual con los Apóstoles, el Vicerregente de Dios en la Tierra, que disponía de la vida y la muerte de todos sus súbditos en la palma de su mano. Algunos de sus emperadores fueron héroes, otros fueron monstruos; pero nunca, nunca pasaron desapercibidos por la Historia." (John Julius Norwich)

Aparte de ser una excelente fuente de datos y fuentes, que me vendrán muy bien para dar más color a mi historia, quería compartir con vosotros el final del Prólogo del segundo tomo:

"Sólo me resta añadir mi usual advertencia de que aunque he hecho cuanto he podido para ser tan veraz como lo han permitido las fuentes originales aún existentes hoy en día, este libro, como su predecesor, no pretende ser un libro académicamente perfecto. No conocia apenas nada sobre Bizancio cuando comencé a escribirlo, y sin duda habré olvidado gran parte de lo que haya escrito después de que haya concluido esta trilogía. La edad no perdona.

Si apenas he dedicado espacio a consideraciones económicas de la época es porque no soy economista, y escribir tres volúmenes suponen ya de por sí un trabajo considerable. Por el mismo motivo, si me he centrado en las personalidades de los Emperadores y sus Emperatrices en vez de, por ejemplo, en los progresos sociales, sólo puedo alegar que yo prefiero hablar sobre personas en vez de sobre tendencias. Así, tampoco me he preocupado demasiado sobre la forma más correcta de escribir nombres propios y lugares. En general he preferido la versión latina de los nombres, simplemente para que fueran más familiares a los lectores. Y a veces, cuando la forma griega me pareció mejor no he dudado en emplearla.

Aquellos que deseen profundizar aún más, les remito directamente a la Bibliografía, donde encontrarán magníficos libros escritos por grandes catedráticos; en cuyo caso, este libro no es para ellos. Para todos los demás, mi única meta ha sido proporcionar a todos aquellos interesados la visión general de la Historia Bizantina que a mí me hubiera gustado leer cuando caí vencido bajo el hechizo del Mediterráneo Oriental. No sé si lo habré logrado: en este segundo tomo se cuentan los hechos de los cuatro siglos más gloriosos de toda su historia.

Pero he llegado a un punto de no retorno, y al menos estoy disfrutando muchísimo escribiendo esto. Y si con ello logro convencer a otras personas a que compartan mi propio entusiasmo por esta civilización brillante, entonces me sentiré más que satisfecho"

John Julius Norwich
Lonres, Navidad de 1990

(Traducción libre por Blas Malo Poyatos)




En resumen, con sinceridad nos dice:

1.- Escritor, sé humilde si escribes Historia. Nunca lo sabrás todo; otros sabrán más que tú. No mientas a tus lectores: lo que no sabes, no lo sabes.
2.- Intenta siempre ser veraz con tus fuentes. Comprueba tus fuentes; si entran en contradicción, haz conjeturas razonables, creíbles.
3.- Lo importante de las historias son las personas, sus vidas, sus conflictos, cómo los resuelven. Son tus personajes los que captarán la atención de tus lectores, no tu dominio de las descripciones del paisaje.
4.- Ayuda a los lectores a comprender lo que escribes, incluso aunque te tengas que tomar alguna licencia.
5.- Y por encima de todo, cree en lo que escribes, y disfruta escribiéndolo.

Si, estoy hechizado por Bizancio. John Julius Norwich me ha convertido del todo.

Por último, os dejo con un enigma:
"Si quieres guardar un secreto... guárdalo tú mismo. (Marco Tulio Cicerón)"