viernes, 10 de julio de 2009

Cuando el mundo editorial era diferente (I): ISAAC ASIMOV

En esta Entrada quiero en primer lugar dar mi enhorabuena a Lola Mariné, creadora del Blog Gatos por los tejados, por haber conseguido Agente Literario esta semana. ¡Y nada menos con una de las agencias más prestigiosas! (os animo a pasaros por su blog para más información) ¡Felicidades!

Mi revisión avanza buen ritmo, si consigo dedicarle un buen rato este fin de semana y mantengo el ritmo, antes de que acabe el mes la tendré lista. ¿Del todo? Bueno, siempre se puede mejorar. Tengo un dicho: "Toda cración literaria siempre es mejorable desde algún punto de vista". Aunque no se puede revisar al infinito, hay que parar en algún momento.

Quiero comenzar una sección nueva, donde recordaré cómo escritores del Siglo XX describían su relación con los editores. ¡Increíble cómo cambian las cosas!

Hoy os copio un extracto de LA EDAD DE ORO (I) donde Isaac Asimov, uno de los grandes que me hicieron soñar en mi infancia (no tan lejana), describe su relación con la escritura.



LA EDAD DE ORO (I) (Ed. Plaza y Janés, 1993)

(Por: Isaac Asimov)

Empecé a escribir cuando era joven... a los once años me parece. Las razones son oscuras. Podría decir que fue por un impulso irracional, pero eso no haría más que indicar que no se me ocurría ninguna razón.
Quizás se debió a que era un lector ávido en una familia demasiado pobre para comprar libros, incluso los más baratos, y además, una familia que consideraba estos libros como lectura inconveniente. Tuve que acudir a la biblioteca (mi primera tarjeta de lector la obtuvo mi padre cuando yo tenía seis años) y contentarme con dos libros por semana.

Pero eso no era suficiente y mi ansia me condujo a los extremos. Al principio de cada período escolar leía impacientemente todos los libros de texto que me daban, yendo de cubierta a cubierta como una conflagración personificada. Como estaba dotado de una prodigiosa memoria y una instantánea recordación, ése era todo el estudio que hacía durante *aquel* curso, pero lo terminaba antes de que finalizara la semana, y entonces ¿qué?

Así que cuando cumplí once años se me ocurrió que si escribía mis propios libros podría releerlos cuando quisiera. Naturalmente no llegué a escribir un libro completo. Empezaba uno y lo llenaba de divagaciones hasta que me cansaba y empezaba otro. Todos estos primeros escritos se han perdido, aunque recuerdo algunos detalles contoda claridad.

En la primavera de 1934 me matriculé en un curso especial de inglés que tenía lugar en mi escuela superior (escuela superior de muchachos de Brooklyn) y daba especial importancia a la composición. El profesor también era asesor de la revista literaria semestral realizada por los estudiantes, y tenía intención de reunir material. Seguí el curso.

Fue una experiencia humillante. En aquel tiempo yo tenía catorce años, y bastante verdes e inocentes. Escribí insignificancias, mientras que el resto de la clase (que debía tener dieciséis años) escribió complicadas obras trágicas. Ninguno de ellos mantuvo en secreto su desprecio hacia mí, y aunque yo lo sentí mucho, no pude hacer nada.

Hubo un momento en que creí haberlos vencido, cuando uno de mis productos fue aceptado para la revista literaria semestral mientras que muchos de los suyos fueron rechazados. Por desgracia, el profesor me dijo, con despiadada insensibilidad, que el mío era el único tema humorístico de todos los presentados y que, como necesitaba una obra que no fuera trágica, se veía obligado a tomarla.

Se llamaba "Hermanitos", trataba de la llegadaal mundo de mi propio hermano pequeño, cinco años antes, y fue mi primera obra publicada. Supongo que puede encontrarse en los registros de la escuela superior de muchachos, pero yo no la tengo.

A veces me pregunto qué debe haberles ocurrido a todos esos grandes trágicos de la clase. No recuerdo ni un solo nombre y no tengo intención de averiguarlo... pero a veces me lo pregunto.


Continuará...