Para la próxima semana tengo en mente haceros una entrada completita sobre la Feria del Libro de Granada, en la que presenté ayer "El Mármara en llamas" (Ediciones B). Hoy me apetece compartir con vosotros algunas reflexiones que me surgieron ayer.
Mañana es Sant Jordi, 23 de abril, día del libro por excelencia en nuestro país, que tiene en Barcelona un enorme escaparate dedicado a él, ese ente maravilloso que llena nuestras vidas de nuevos mundos y emociones. Asistimos este año a la consolidación del terremoto AMAZON y del libro digital, y Sant Jordi nos dará una radiografía de cómo se defiende este sector cultural en esta época de crisis. El año pasado hubo un descenso en las ventas del 12%.
Yo me pregunto si vender menos significa leer menos. Esas ventas que recoge la estadística este año estarán incompletas, ya que desde este 2012 deberá tenerse en cuenta las ventas y estadísticas digitales. El marketing ya se impone también por las plataformas digitales, con las mismas ofertas y oportunidades en precios y formatos que se ofrecen en formato impreso.
Y pienso que las ferias aún no se han dado cuenta que el mundo digital ha llegado.
¿Deben quedarse los libros electrónicos en el ámbito de la Red digital? ¿No ha pensado nadie en la forma de hacerlos presentes en las ferias convencionales? La forma no lo sé: quizás con terminales donde las librerías puedan proporcionarlos "firmados" digitalmente por los autores; con descuentos promocionales; o con la posibilidad de adquirir en digital y en papel a un precio muy rebajado un pack. No sé, de alguna forma casar los dos formatos del libro, de forma que los libreros no los vean como enemigos.
El librero deberá adaptarse si quiere sobrevivir. Supongo que si un buen librero es capaz de ayudar a decidir a sus clientes qué libros les puede interesar, si les ofrece contacto humano (que es lo único que no puede ofrecer una máquina), confianza, si los fideliza con un newsletter semanal por temática y novedades... podrá evolucionar a e-librero. Pero claro: deberá leer mucho, mucho, muchísimo... y en digital hay miles de libros nuevos cada día en AMAZON, así que es más difícil que antes ser capaz de asesorar.
Por otro lado, he comprobado (he sufrido) que sigue habiendo dentro del mundo impreso por un lado quienes se erigen en élite cultural y defienden como la auténtica literatura aquella minoritaria que pocos elegidos saben paladear con su gusto exquisito y que desdeñan toda la demás; y por otro, los que apoyan que lo importante es que una obra enseñe nuevos mundos a sus lectores y les emocione (sin entrar en calificativos de género o gustos). Es como si unos pocos trataran la Literatura como un placer de eruditos; y a esos, lo digital no les gusta, porque llega a todos y a todas partes.
Pienso que todo lo que consiga llamar la atención de los lectores ya es un comienzo, que cada lector puede encontrar el libro perfecto para él, y que existe Literatura fuera de autores conocidos, incluso fuera de la publicación en formato impreso. Que para los lectores es una gran época por la gran cantidad de formatos y títulos donde elegir, y que los autores tendremos que esforzarnos por buscar la excelencia para ganarnos su confianza. He visto a jóvenes autores, jovencísimos, llenos de emoción y esperanzas, que no entienden de círculos, tendencias, sino de lo que les gusta. Escribir.
Y he visto a niños asombrados por ver a personajes de novela fuera los libros, caracterizados entre paseantes y casetas, preguntarles, tocarles, asustarse y reír. El éxito de una feria del libro es hacer que el futuro llegue a ella, sea en digital o en formato impreso. El futuro está en esos niños, futuros lectores, del formato que sea.