sábado, 1 de mayo de 2010

Haciendo Marketing


Esta semana se me fue la cabeza. El miércoles tuve una reunión de trabajo tempranera, y cuando por cortesía de la empresa invitamos a los asistentes al desayuno en la cafetería bajo las oficinas, se me ocurrió una idea feliz.

Contra, pensé yo, qué asco, que no paramos de hablar de trabajo, y más trabajo, ni siquiera cuando hacemos un descanso con el café en la mano paramos de hablar de lo mismo. ¡Eh! ¡Aquí hay gente congregada que no conoce mi libro! ¿Qué pasaría si...? A las malas quedo en ridículo, y a las buenas...
-Bueno, y cambiando de tema, aprovecho para deciros que en Septiembre sale mi libro. Y espero que lo compréis.



Silencio mortal.

Se me quedaron mirando de hito en hito, preguntándose qué parte era real y qué era broma. No señor mío, todo será real como la vida misma. Pasaron los segundos.
-¿Y de qué va tu libro? -se arrancó uno movido por la curiosidad. Suspiré con tensión.
-Es una novela histórica -se quedaron congelados. Se pensarían que sería un libro técnico, sobre el hormigón, o sobre qué sé yo.
-¡Histórica! Pero, ¿cuándo escribes?¿De dónde sacas tiempo?

Así, lo que prometía ser un frío desayuno de trabajo se convirtió en toda una tertulia sobre literatura. Estuvimos hablando sobre autores, sobre libros, sobre lo último que habíamos leído. Alguno que otro se quedó totalmente sorprendido, porque no esperaba semejante conversación (y porque sobre tal tema no parecía tener mucho que decir)

Me quedo con dos perlas:
a)Mi jefe, a los otros: "Yo ya, por si acaso, le he dicho que si necesita a otro representante, que cuente conmigo cuando sea famoso. No me importará trabajar para él".
b)Un entusiasta de los libros: "Bueno, Blas, pues ha sido una agradable sorpresa. Creo puedes contar con seis libros más vendidos, para cuando salgan. ¡Nos los tendrás que firmar!"
c)Un sorprendido: "Pero, ¿este tema estaba previsto?¿Toda esta conversación estaba organizada, o no? ¡Y yo sin poder tomar nota de todos los títulos que estáis diciendo!

Así que ya tengo una anécdota más, ruborizante y todo. Cuando me dijeron si esperaba vivir de la literatura (alguno lo dijo con sorna), les dije directamente que esperaba vender ocho millones de ejemplares (el de la sorna se quedó con la sonrisa congelada). En vista del resultado, lo repetiré en cuento encuentre una situación similar y favorable. ¡A lo mejor se me da bien la autopropaganda!

La última frase de otro futuro lector: "¿"El esclavo de la Al-Hamra"? Suena muy bien, y tu nombre es rotundo para una portada. Pega bien: Blas Malo. Corto, preciso, contundente. Se venderá bien". Salí de la cafetería muy humildemente pero con el pecho henchido de orgullo. ¿A quién no le gustan los piropos?