Después de una semana agotadora he tomado mayor conciencia de las dificultades dignas de Teseo que supone conseguir la meta de llegar a publicar. No digo que sea imposible (no lo es) sino que me siento tentado de ser víctima de mis propios pensamientos negativos. Allá van unos cuantos:
-Los concursos: siento una gran ilusión por enviar mi obra a un importante concurso, sí, pero a la vez me rodea una sensación de futilidad extraña. ¿Por qué?:
a) Ningún escritor novel ha ganado nunca un certamen importante. ¿El que ganen siempre autores ya consagrados es casualidad? Dejo el margen de la duda para los que aún conserven inocencia y esperanza
b) Mi objetivo más bien es que de esa forma mi obra llegue a manos de gente del mundo editorial que de otra forma no la aceptarían. Supondré que se presentan 400 obras más. Demasiada lectura. El proceso de selección será parecido a cuando uno entra en la libreria: lectura de las dos primeras páginas, luego al azar páginas de dos o tres capítulos, y si engancha ya pasará la primera criba. Aunque vendrán más, y de 400 se dejarán digamos 15 obras para la final, que serán las leídas. Si llegara a esa criba final ya me daría por satisfecho.
c) ¿Soy honesto conmigo?¿Es mi libro "bueno" para competir con todos los demás? Bueno, algunos lo han leído y me han dado buena opinión incluso críticas aceptadas y aplicadas. Intento ser subjetivo. Si cojo el libro y leo al azar... bueno, a mí me engancha. Pero claro, yo lo he parido; aunque es un inicio.
d)Luego leo otros de autores "consagrados"... y la verdad, no sé cómo han conseguido que alguien lo lea. Insufribles para mí.
-Los autores consagrados. ¿Quienes son? Entiendo que hay realmente una clase única: aquellos que llegan al público porque aportan algo diferente a todos los demás, que mantienen su identidad literaria a lo largo de varias obras y de su vida, y que además llegan a alcanzar por ello mismo fama y superviviencia económica literaria... que les permite vivir de la literartura, vamos. Vivir de la literatura no quiere decir que sean superventas y vendan 8 millones de ejemplares con su primera obra, sino que pueden dedicarse a ello dignamente.
-Lógicamente los premios ayudan a un escritor a seguir escribiendo. Y si ya es conocido, con el premio lo será más, y las ventas lo notarán claro. El negocio es el negocio, así que ¿para qué consagrar a alguien desconocido cuando alguno medio popular y "de la casa" está a mano?
-La publicación es a largo plazo. No será algo inmediato. Sin embargo algunos lo consiguen al año. O bien son unos fenómenos que además han sabido tocar a las puertas adecuadas o bien el trabajo propio tiene algún serio problema, que uno mismo no puede detectar (oh, oh). Así que de todas maneras hay que salir al exterior y los rechazos también son aprendizaje, por mal que nos pesen.
Pero muchos otros también fueron rechazados en su momento.
-Hemingway fue rechazado 27 veces. Sus primeros trabajos en 1923 pasaron desapercibidos. Después consiguió publicar "Fiesta", tras 27 derrotas editoriales.
-J.K.Rowling fue rechazada 7 veces, hasta que convenció a una editorial de su proyecto de la historia de un niño mago con varias secuelas. Un éxito a la perseverancia.
Os recomiendo la página www.premura.com donde podéis leer entrevistas a escritores consagrados hablando de sus inicios, sus dudas, sus métodos y opiniones. ¡Es muy edificante!
Incluso en el valle más umbrío a veces llega la luz del sol. Hoy terminaré con una frase: "El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera." (Ernest Hemingway)