Relax. Un escritor necesita alimentarse de lecturas y es lo que he hecho este último més, desde la conclusión de las VI Jornadas de Novela Histórica de Granada en noviembre. Jornadas que en su conjunto fueron un éxito, con cambio de sede, nuevos patrocinadores y buena presencia de público. Los autores invitados (Luis Zueco, Luis García Jambrina, Andrés Nadal) creo que se llevaron buenas sensaciones de su paso por Granada. El staff de JORNADAS (Blas Malo, Carolina Molina, Mario Villén, Noe Ibañez, Sara Esturillo) acabamos agotados pero satisfechos.
Podéis leer una crónica del evento AQUÍ
También me ha dado tiempo a pensar cómo mejorar mi escritura. En cómo escribir mejor. Indagar por qué algunos libros y autores me gustan y emocionan, cómo lo hacen, cuál es su técnica. Un autor que me encanta es Ken Follet, sobre todo su primera época. Quería su consejo. Lo obtuve, a través de un libro: "Escribiendo un best-seller", escrito por Albert Zuckerman, agente literario de Ken Follet y fundador de la agencia The Writer House. El libro fue publicado en 1994 y analiza 5 grandes éxitos literarios en ventas (entre ellos "El padrino", de Mario Puzo; "El hombre de San Petersburgo", de Ken Follet; y "Lo que el viento se llevó", de Margater Mitchell) y bucea en sus borradores.
Las novelas que analiza las leí en su momento, y la de Kenny me encanta. Lo mejor del libro es que Kenny aportó los 3 borradores previos a la versión definitiva, y se muestra y analiza cómo cambian y mejoran, y por qué. De primeras se ve que hay una buena idea de fondo, pero que debe concretarse en una buena historia, añadiendo, quitando escenas y personajes, y no temiendo hacer modificaciones.
El prólogo de Ken Follet al libro anima a cualquier aprendiz de escritor:
"Hay tres cualidades que un narrador necesita poseer por encima de otras. Debe ser (a) imaginativo, (b) culto y (c) tenaz. Pero puedes poseer las tres cualidades y aún así escribir un mal libro. Lo sé, porque yo he escrito varios."
(Ken Follet, 1994)
Y con nuevos ánimos vuelvo este fin de semana a mi escritura. No hay que desesperar.