El pasado fin de semana del 8 y 9 de noviembre se celebraron
las Terceras Jornadas de Novela Histórica de Granada. Con el título “Narradores
de la Historia, la pasión de la didáctica”, y acompañados de los escritores
Gabriel Castello (“Princeps”), Ana B. Nieto (“La huella blanca”) y Francisco
Narla (“Ronin”), y los profesores José Soto Chica (“Tiempo de leones”), Andrés
Palma Valenzuela y María Encarnación Cambil Hernández hablamos sobre novelas,
sobre el pasado y el futuro del género y sobre la historia y el uso de las
novelas como herramienta para la enseñanza y la divulgación de nuestra Historia.
Un fin de semana extraordinario que compartí, como miembro organizador, junto a los también escritores Carolina Molina ("El falsificador de la Alcazaba") y Mario Villén ("40 días de fuego").
Pero quien más me impactó fue el profesor y escritor José
Soto Chica (“Tiempo de leones”, “Los caballeros del estandarte sagrado”, ambas
sobre el imperio bizantino) con su intervención lúcida, enorme, “desde la
ceguera, como desde una roca, miro al mundo”. Y rescatada de mi memoria y mis apuntes aquí la
dejo.
Habla José Soto:
“En primer lugar, como saben, desempeño mi labor en el Centro
de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas, un centro internacionalmente
reconocido y en Granada, un gran desconocido. Soy investigador e historiador y
el gran fracaso de historiadores y profesores es no haber sabido acercar la
historia al gran púbico, en el mundo de la investigación de bata blanca la
novela histórica siempre ha sido vista como un descrédito. La investigación
científica de datos contrastables y objetivos, ha mirado con sospecha la novela
histórica, por ser novela y ser ficción y atreverse a apartarse de la verdad
académica. Y así, el pasado que debía ser de todos ha estado alejado de la luz.
Durante tres, cuatro años estuve realizando mi tesis sobre
Bizancio, y me di cuenta, a punto de terminarla, que quería contar todo lo que
había conocido y aprendido de otra forma, de otra manera. Y por eso me atreví a
escribir mi primera novela, “Tiempo de leones”, sobre el emperador Heraclio. Un
gran personaje, y como tantos otros, olvidado. Pero no fue un cualquiera, su
influencia traspasó siglos y fronteras. En la Edad Media fue tenido como un
gran héroe, digno de culto, protegido por las santas reliquias de la Vera Cruz,
que le dieron la victoria contra los persas, la gran amenaza de Oriente.
Estamos en Granada. La lucha de Castilla contra Granada era comparada por los
reyes Isabel y Fernando, nuestros Reyes Católicos, con la lucha de Bizancio
contra el imperio persa. Cuando Granada fue conquistada el 2 de enero de 1492,
Isabel y Fernando, en señal de agradecimiento a Dios, fundaron en Roma una
iglesia, que llamaron de la Vera Cruz, y en ella, el rey Fernando aparece
representado como Heraclio vencedor, portando la sagrada reliquia, y la reina
Isabel, como Santa Helena, madre de Constantino el Grande, el fundador de
Constantinopla y descubridora en Jerusalén de la Vera Cruz y de las santas
reliquias.
La historia no es algo del pasado, la historia es ante todo
continuidad. Y no es algo aislado limitado a un territorio, sino que se
comunica y trasvasa, y hay continuidad a lo largo del tiempo. Desde iberos,
romanos, árabes, todo continua y todo se une y se relaciona, y se conecta, como
han dicho los autores, desde la Roma de Augusto, hasta Japón del s. XVII, y a
Irlanda del S.V.
Herodoto fue el primer historiador que además dio tono
narrativo a sus escritos. La ficción no está reñida con el rigor, y se ha
descubierto la congruencia y verdad de muchas de las historias y detalles que
contaba. ¿Y por qué se le ha seguido copiando por miles de años? Copiando, que
no es como ahora, sino a mano, una actividad onerosa y cara, una y otra vez. No
era por su rigor, que lo tenía, sino porque entretenía, y porque sigue
entreteniendo. Y en eso ha fracasado la historia académica, error en el que
cayeron muchos de los ilustres historiadores que me precedieron, y en el que
caerán muchos los que vendrán en nuevas generaciones, caerán en el mismo error.
Por ese error, por ese servicio a la sociedad que los forma
que no se realiza, de información y formación, ese pasado ahora no se percibe
como conectado con el presente. Y por eso Europa ha perdido su identidad.
¿Dónde están hoy día los hombres del Renacimiento, aquellos que bebían de la
época clásica, que se tenían por sus herederos, que defendían su herencia
cultural frente a otras culturas, otros pueblos? Doce mil jóvenes occidentales
se han unido a ISIL en Siria, en Irak, ¿en qué ha quedado la identidad de
Europa occidental? Se ha perdido. Todos esos jóvenes han perdido sus orígenes.
Y ese es el gran fracaso de Europa.”
Amén.
Y ya estamos preparando las IV Jornadas de Novella Histórica de Granada.