domingo, 11 de septiembre de 2011

Escribir una novela (IV): el guión y la temática

Me comentaba en la entrada anterior el escritor Salvador Felip que sería interesante hablar sobre la naturaleza de un guión en relación con la novela histórica.

Un guión da las pautas, es la guía rápida que nos orienta cuando estamos escribiendo ya a nivel de detalle. El tiempo que dediquemos a su desarrollo será tiempo invertido que recuperaremos con creces al evitarnos la falta de inspiración y la terrible "hoja en blanco".



Queremos hacer un guión sobre nuestra idea para escribir una novela. La temática de nuestra novela puede influir y mucho sobre el mismo. Lo que indico aquí es mi propio parecer según mi experiencia actual:

Tres son los parámetros fundamentales que debe tener un guión
:
-Debe tener lógica interna, una lógica que el lector entienda y que asuma sin dificultad. Debe ser creíble.
-Deben suceder cosas. La historia debe contar hechos, conflictos que aporten algo al lector.
-La historia debe ir "in crescendo", hasta el clímax y el desenlace final.


Hoy escribiré sobre la Lógica interna de un guión.

Cuando digo que la historia debe ser creible me refiero a que, atendiendo al género en que se encuadra la novela, el lector asume unas suposiciones iniciales, digamos unas ideas preconcebidas. Lo podemos ver en tres géneros diferentes: histórica, fantástica, ciencia ficción.

En novela histórica, el guión se encuentra con rocas inamovibles, que es la verdad histórica, hechos contrastados y documentados que no dejan lugar a interpretación. En este marco rígido, son las lagunas entre hechos contrastados y la falta de Historia entre hechos conocidos los que permiten que el escritor desarrolle su vena creativa. Un técnica habitual es incorporar personajes ficticios en el marco de un contexto histórico para que interactuen con personajes históricos de los que podemos conocer biografía, hechos relevantes e incluso detalles concretos de su forma de ser y psicología, gracias a alguna obra biográfica debida a escritores de su época.

En este género es muy apreciado por los lectores el rigor al apoyarse en hechos pasados, y la lógica y verosimilitud del escritor cuando a través de su imaginación rellene lagunas documentales existentes. Tanta la historia como la arqueología, constante evolución, aportan siempre detalles y nuevas interpretaciones de un valor vital para un novelista.

Lo bueno: un libro de historia contrastado y bien documentado es en sí un buen guión para nuestra historia, y ya está escrito. Podemos dedicarnos a desarrollar nuestra parte de ficción, siempre sin entrar en contradicción.
Lo malo: a veces la realidad no nos ofrece hueco para la creación, o para el final que queremos para nuestra historia. Es más, los continuos avances en arqueología pueden provocar que una historia coherente y con lógica se quede obsoleta en pocos años, si se encuentran nuevas pruebas que hagan que una historia tenida por cierta cambie radicalmente.

En mi novela "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B) me encontré que pocos días antes de entrar la novela a impresión se descubrieron nuevos datos arqueológicos que hacían falsos datos que yo desarrollaba en tres de sus capítulos. ¡Tuve que a toda prisa rectificarlos para acomodarlos a las nuevas evidencias, rogando a mi editora que hiciera todo lo posible por incluirlos en sustitución de los que habían quedado desfasados! Afortunadamen, pudo hacerse.

En novela fantástica
, donde entran en juego seres como enanos, elfos, trolls, minotauros, orcos... no todo está permitido. También existe su lógica, por ejemplo, el lector puede suponer que existe unas leyes diferentes adicionales, sea el Maná, la Fuerza Vital, la Magia, etc, lo que no anula las leyes de la naturaleza. La Ley de la Gravedad sigue su curso. Si un personaje se cae por una catarata y de repente desciende ileso levitando hasta posarse suavemente sobre el suelo, no basta decir: "Es que es un mago, y sabe levitar. Se lo enseñó su maestro, y no había usado ese sortilegio nunca. ¡Sorpresa!". Incluso la aparición de la Magia debe tener una lógica, una explicación para que el lector lo asuma como lógico: ¿de dónde proviene esa magia?¿de unos cristales divinos, de una manifestación del poder de Gaia-Tierra?¿del desarrollo de poderes mentales?

Las leyes de la física, en literatura fantástica, dentro de la lógica de su mundo pueden manipularse pero nunca anularse sin una explicación. Si no se hace así, si no se explican las cosas, el lector se verá obligado a hacer un "acto de fe"; lo más probable es que le choque y eso, amigo escritor, hará que deje de estar dentro de la lectura. Por ejemplo, la gravedad impide que los animales alcancen de forma natural un tamaño gigantesco, y a lo mejor en tu historia sale un dragón realmente enorme llamado algo así como Ankalagon. Es fantasía épica, el lector asume que un dragón puede salir, y puede asumir también que el bicho mida más de doscientos metros de fauces a cola, ¡pero explícales cómo es eso posible! Dile que el Enemigo Oscuro, Melkor, tomó a una lagartija corriente y poniendo su maligno poder en ella, tras cientos de años su progenie creció y desarrolló alas y que gracias a su Fuego Oscuro aquel reptil se hizo tan enorme que provocaba eclipses allá por donde pasaba.

En ciencia ficción
, existen también límites, que son los de las leyes de la naturaleza. De forma análoga a la Historia, la ciencia ficción se basa en la Ciencia. Muchas novelas de este género dan un salto cualitativo al futuro, intentando visionar qué pasará dentro de cientos o miles de años, cómo vivirá la raza humana: ¿en colonias espaciales después de haber contaminado toda la Tierra?¿Habremos vencido la muerte y la degradación de la muerte, alcanzado la Inmortalidad? ¿Surcaremos el hiperespacio, recorriendo la Galaxia de un extremo a otro en apenas dias? ¿Será la humanidad una inteligencia más en medio de una plétora de seres avanzados extraterretres? ¿Tendrán al fin los Robots conciencia de sí mismos y se rebelarán contra sus amos? ¿Llegará el fin del mundo con la Rebelión de las Máquinas? La palabra "Robot" viene del idioma checo, y significar "trabajador; esclavo".



Sea lo que sea que imagines como escritor, recuerda que debes cumplir las Leyes de la Ciencia. Se debe dar una lógica a tus recursos científicos. Por ejemplo, en el espacio no se transmite el sonido. No se oye nada. En "Odisea 2001" la secuencias espaciales son mudas; en "Star Wars" se produce una ópera espacial cada vez que el "Halcón Milenario" esquiva los Destructores Espaciales Clase "Victoria", evitando láseres y torpedos de protones, mientras es perseguido en la distancia por la nave "Esclavo" del cazarrecompensas Boba Fett. ¿Y eso por qué sucede?

Porque en literatura existen las "licencias creativas del autor". Pero cuidado con ellas; una licencia creativa puede tanto ayudar al clímax de la historia que cuentas como destruirlo... al destruir la confianza del lector. Si el lector desconfía de lo que le cuentas, estás perdido, amigo. Otro día hablaremos sobre ellas.

También en ciencia ficción está el riesgo del progreso. En el mismo libro, "Odisea 2001", escrito hace 50 años, parecía que en esa fecha ya estariamos de forma permanente en la Luna, que dominaríamos la hibernación, abriendo la posibilidad a largos viajes espaciales, y encontraríamos inteligecia extraterrestre. Nada de eso ha sucedido, pero tenemos telefonos móviles e Internet, y el problema climático. Y los robots aún no piensan, pero dominan nuestras vidas...