miércoles, 2 de octubre de 2019

Lecturas de verano y una reflexión

Este verano lo he dedicado a leer. He leído y mucho; y muy bueno.
Por un lado, tres ensayos muy completos acerca del mundo romano en la Bética.
Por otro, he estado revisando una vez más mi próxima novela que se publicará pronto. En verdad os digo que cuando uno ya ha revisado 8 veces un libro, leerlo otro vez es de todo menos divertido. Eso sí: eso es una auténtica prueba de fuego, me ha seguido gustando mucho el resultado.

Para descansar del esfuerzo, más lectura. Novela histórica. En verano saco tiempo extra para leer y conocer esos que dicen "autores que todo el mundo debería leer", y que quedan esperando en la Pila (o Cerro, o Montaña) de lecturas pendientes.

Estas han sido mis lecturas de este verano.



Las tres primeras, novelas de un joven Gordianus viviendo aventuras en Alejandría y Oriente Próximo. Novelas romanas con la maestría de Steven Saylor. Las Siete Maravillas, una maravilla sobre el mundo antiguo; Corsarios del Nilo, regular por la trama, no me ha convencido, pero muy bien los escenarios, como siempre. La ira de las Furias, muy bien. Además, que uno encuentra guiños sobre JRR Tolkien en estos libros y eso anima (el autor reconoce su admiración por Tolkien)

El llanto inconsolable de los cuervos, de Juan Luis Gomar Hoyos, un gran descubrimiento. Ojo, señores,  que este autor tiene muy buenas mimbres en esta segunda novela. La isla de las Sombras, su primera novela, caerá en breve. Esparta y Atenas, y la condición humana, las ambiciones...

Siguiendo con los griegos, Enemigos de Esparta, de Sebastián Roa. Extraordinaria. Se lo dijo por correo: lo pondré al lado de Homero. Este libro ha pasado de puntillas por las librerías, y es incomprensible. Mea culpa también: casi no lo compro. Pero lo compré y lo leí.

También romano y oriental, El lazo de Púrpura, de Alejandro Núñez Alonso. Otra maravilla. Escrita en 1956. ¡Está olvidado! ¿Cómo es posible que los lectores y las editoriales se hayan olvidado de Benasur de Judea, su gran creación literaria?


Y con Benasur de Judea, llega mi reflexión.

Alejandro Núñez Alonso ganó en 1956 el Premio Nacional de Literatura, y como se ve, alcanzó la séptima edición. Pero es que además escribió cuatro libros más con este personaje, y otros cuantos, y todos, simultáneamente, alcanzaban en las librerías 3ª, 4ª, 5ª, 6ª edición. Fue un autor que conoció éxito de crítica y reconocimiento de lectores en vida. Murió en 1982. Y con la muerte, el olvido. Eso pasa.



Con lo que cuesta escribir un libro. Más aún uno original, con un vigor e imaginación vivos, con un personaje singular que no es copia de otros. Grande, Benasur de Judea. Cómo es posible, me pregunto, que un autor que alcanzó tanto éxito ya no lo recuerde (casi) nadie. ¿En eso quedan todas las horas sacadas, todos los ratos arañados a la familia, todas las madrugadas, en el olvido más absoluto?
¿Escribir es eso, que se te pase la vida delante de una hoja en blanco, mientras la vida real te pasa de largo? Y luego te mueres, y para el mundo editorial y los lectores mueres también. Escribir es una fantasía de inmortalidad. Un libro que no se conoce es un libro que no existe, y si no existe, entonces se lo comerán los grillos.
Sobre Benasur de Judea: es un personajes que hace que sucedan cosas, y él mismo lo vive, y él mismo lo dice, "los libros son una tontería, la vida hay que vivirla, no leerla."

Mi reflexión es que no hay que obsesionarse. NO todo es lectura o escritura. No te olvides de vivir, que luego te meten en una caja o te incineran.
No temas quedarte sin lectores. Haz tu mejor trabajo, que será aquel que te saque sonrisas. Y con esa sonrisa, los lectores se fijarán en ti. Olvida la imagen de escritor torturado. Nadie quiere escuchar a un escritor torturado, todos queremos a alguien que nos impacte por su sentido positivo de la risa.

La Novela es ficción, la Historia es ensayo. Si escribes Novela, tienes licencia para hacer lo que quieras con la Historia. Lo que quieras, siempre que sea creíble, sobre todo para ti. ¡Coño, pásalo bien escribiendo!

Ya he divagado. Ahora, me voy a la calle a eso de vivir un rato la realidad.
Después, a seguir leyendo Naumaquia, de Jordi Nogués.