Esa gran frase no es mía, es la que Blogger muestra al inicio de su aplicación de gestión del blog. Y me ha encantado, porque resume la esencia de lo que hoy quiero comentar.
EL VENECIANO, mi nueva novela, navega en el mar de los libros, con dos meses de presentaciones y promociones realizadas. Para EDHASA tengo infinitas palabras de elogio y agradecimiento. En este mundo de desánimo, que alguien muestre pasión por un libro es una bendición. En estos dos meses he estado centrado en mi trabajo de ingeniero y en la promoción. No he escrito nada. He leído y sigo leyendo. Y he soportado la Navidad y las infinitas listas de recomendaciones literarias.
Son interesantes y atrayentes, porque te muestran muchos libros (ensayos, novelas) que te abren el apetito lector. También llenan de inquietud y desazón. Veo novelas con una pinta magnífica, con autores compañeros que escriben de maravilla. Muchas. Muchísimas.Y el tiempo escaso convierte la necesidad de elegir entre tanto en una tortura, porque elegir siempre supone rechazar, o como poco posponer.
Trabajo literario no me falta. Tengo dos manuscritos por revisar, el compromiso de la lectura crítica del trabajo de un amigo y alguna idea nueva que pide tiempo también para crecer. Pero no estoy escribiendo, lo estoy dedicando a leer sin prisa.
En estos dos meses, he leído mucha novela histórica y también ensayo histórico. De las novelas, he topado con libros malos de autores muy conocidos; con libros aburridos de comienzo prometedor pero nada más; con autores que conocía y que han vuelto a sorprenderme; con autores bestseller que me han mostrado erudición pero un final sin emoción; y con autores entregados que me han emocionado.
Para que conste, hablo de José Soto Chica y de Isabel Barceló. Ambos me han llenado de color con sus palabras estos días (días grises laborales; días descoloridos de fiesta descolorida salvo por mi hijo, mi mujer). Y te das cuenta que la magia de la literatura aún existe, por mucho que parezca que no y que todo son listas odiosas de los libros más recomendados para esta Navidad. Listas odiosas no por los libros que aconsejan, sino porque son tantas que parecen infinitas y porque te hacen ver que por mucho que leas, te dejarás atrás infinitos libros. Al final tanta lista a mí me provoca lo contrario: dejarme de listas, pasarme por la librería sin pedir consejo a nadie, y dejarme arrastrar por la vista, por las portadas, por los colores, por el tacto del cartoné; por las primeras palabras de las contraportadas. Y comprar uno o dos libros para estos días de locos y excesos.
Que si hay que escribir para los lectores, que si todos queremos ser bestsellers, o longseller, o dar el pelotazo con diez ediciones, que si lo que se lleva es el thriller o la novela histórica, o la de género negro, o algo que sea la fusión de todo eso a la vez. Te pones a pensar qué quieres contar, o mejor, si lo que quieres contar es eso, algo que quieres y te emociona, o si te pones a divagar sobre qué quieren ahora los lectores, o qué querrán en dos años, porque un manuscrito de 300 páginas no se escribe en una hora. Si escribes lo que tú quieres o lo que el editor quiere, o lo que los lectores quieren, o lo que Amazon y sus algoritmos quieren.
Y la respuesta a tantos párrafos de esta entrada, fíjate tú, está justo en el título de la entrada. Es igual que con los blogs. Escribe sobre lo que te apasiona y a tu manera, y punto final. Rompe todas las reglas que creas convenientes y escandaliza a los ortodoxos. Escribe por lo que mismo que lees: porque encuentras palabras que te emocionan. Eso es lo que ha conseguido Isabel Barceló y "Mujeres de Roma", de Editorial Sargantana. Y lo que ha conseguido José Soto Chica, con un manuscrito aún no concluido.
Sin emoción, todo lo que se hace es un error (mi jornada laboral actual de ingeniero es ejemplo de esto). Puede ser la necesidad lo que te empuje, o la inquietud a probar cosas diferentes, pero que actuar o hacer sea práctico o cuestión de pura superviviencia no quita que siga siendo un error. ¡Emoción, lectores! Vivid en busca de esa emoción que a veces aparecen en los libros y que los libros os recuerdan.
Menos mal que tengo libros cerca.
¿Veis? Yo no os recomiendo ningún libro. Escribe o lee si te apasiona estos días; y si no, disfruta de la vida con emoción haciendo otra cosa. Soy honesto. Los libros son una pasión pero a la vez pueden ser una cárcel de ficción.
Casi seguro será la última entrada de este año. Prometo enmendarme y mejorar mi periodicidad, aunque sé que pocos me leen en este Blog.
Os deseo un prometedor nuevo año 2019.