Es una feria sencilla; no se puede comparar con la de Granada y Valencia. El número de casetas de librerías y editoriales es menor, y si a eso unimos un fin de semana lleno de sol junto al mar... bien, digamos que los muchos lectores prefirieron primero aprovechar la arena.
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Luego se fue alegrando la cosa, y firmé bastantes ejemplares. Ana Amezcua, de Librería Picasso, que fueron los que organizaron mi asistencia, me dijeron que podía estar muy contento, porque incluso otros autores consagrados no habían conseguido apenas firmas. Coincidí con Jorge Molist, y con Carlos Díaz Dominguez ("Tres colores en Carinhall", Ediciones B), quien me saludó amablemente y compartí unas palabras.
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Ana me comentó que en todo el sector el primer trimestre de este año ha sido terrible, y eso hace aumentar el mérito de alcanzar la 3º Edición de EEDLA.
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No hay feria pequeña, y todos son sitios buenos para conocer lectores, preguntarles qué les ha parecido (si lo han leído) o por qué lo han elegido (si no). La respuesta de estos últimos es siempre la misma: porque se la han recomendado.
Por algo será.