sábado, 16 de abril de 2011

Una hormiga entre gigantes (I)

El encuentro HISLIBRIS en Valencia al que asistí la semana pasada en Valencia fue una experiencia fantástica. Mucho se ha escrito en estos días sobre ese fin de semana, no obstante os daré mi propia crónica.


(El evento HISLIBRIS)

Mi mujer y yo llegamos a Valencia a las cinco de la tarde tras seis horas en coche desde Granada. Deprisa y corriendo llegamos al Museo de l'Iber, un museo asombroso dedicado a las figuritas de plomo, pero no unas cualquiera... miles y miles representando escenas de nuestro pasado histórico, grandes batallas y acontecimientos presentes en cientos de vitrinas, todas ellas pintadas a mano con preciosidad detallista. En ese marco, fueron concedidos los premios HISLIBRIS, los "Celedonios", en las diversas categorías.


(Los premios HISLIBRIS: los "Celedonios")


A la primera persona que me encontré fue a Marta Querol, y es tal como imaginaba, agradable de buen trato y buen ver, simpática y fue sorprendente; fue como si conociéramos de siempre.

Mi mujer Blanca hizo de fotógrafa, y allí, ya en la sala, quiso el azar que conociera en primera fila a Luis Delgado, autor de una prolífica saga naútica con la Editorial Noray, con más de 30 novelas a sus espaldas. El escritor más veterano del evento junto al más novato. Hablamos de su experiencia como director del Museo Naval de Cartagena, de sus libros, de su etapa de diplomático en Alemania... un hombre de mundo. Supe entonces, junto a éste y otros gigantes, que no ganaría; me sentía como una diminuta hormiga. Me conformaba con que no me pisasen.


(Blas Malo y Luis Delgado Bañón)

Efectivamente; no gané.

Los afortunados en las diversas categorías fueron:

1.- Mejor novela histórica: Sombras de mariposa, (Ed. La esfera de los Libros) de Guillermo Galván. No pude siquiera hablar unas palabras con él, ya que tenía prisa coger el AVE de vuelta a Madrid.
2.- Mejor ensayo histórico: Armas de la antigua Iberia, (Ed. La esfera de los Libros) de Fernando Quesada. Un investigador de tomo y lomo; una emimencia del mundo antiguo con un gran don de la palabra.
3.- Mejor autor español: Sebastián Roa, por Venganza de sangre, (Editorial Tropo). Un compañero de letras con el que tuve la dicha de compartir velada y copa.
4.- Mejor autor novel: Isabel Martín, por La curandera de Atenas, (Ed. Temas de Hoy). Una escritora que dará que hablar.
5.- Mejor Portada histórica: Hablar como los dioses, de Fernando Castelló (Ed. Evohé)
6.- Mejor labor editorial: Editorial Crítica.
7.- Honorífico: Hislibreño del Año, que en esta ocasión recayó en la persona de Javier Baonza, editor de Ediciones Evohé.

(Oí a Rosa, la amiga de Marta Querol exclamar, cuando no me lo dieron)


(Los ganadores de los premios HISLIBRIS)

Tras la entrega hubo un convite, donde, para mi sorpresa, tropecé con Santiago Posteguillo (sí, estimado Armando, ¡era él!) y una luz de reconocimiento brilló en sus ojos cuando me identifiqué. Estuvimos conversando para mi delicia, y nos presentamos a nuestras respectivas. Alucinante; pero aún había más.


(Blas Malo y Santiago Posteguillo)

Entre canapé y canapé, pudo conocer personalmente a Isabel Barceló (Blog "Mujeres de Roma", autora de "Dido, reina de Cartago"), y a Eva María Marcos, proyecto de escritora que estoy seguro dará tema muy pronto; ambas encantadoras, inteligentes, divertidas y con humor. Amparo Machi también estuvo allí. Me sentía entre nubes. Más alucinante todavía; pero aún había más.


(Isabel Barceló, Blas Malo y Eva María Marcos)

Me llamó Teo Palacios para interesarse qué había sucedido; él no había podido asistir. No,no gané un premio; gané mucho más. Conocí a Antonio Penadés, escritor de Edhasa, apasionado de la época griega, un organizador nato y un certero lanzador de dardos en la palabra, pícaro y amante de la vida.

Una llamada al móvil. Me confirmaron desde Ediciones B que el domingo estaría firmando libros en la Feria del Libro de Valencia. ¡Pero aún había más!

Varios de los miembros del jurado me felicitaron por mi libro, les había cautivado por la fuerza de la historia y su inmersión en la Alhambra, y en éstas estaba yo cuando apareció Antonio Garrido, otro best-seller español, con el que intercambiamos una granada conversación sobre literatura, editoriales y agencias, ante la mirada arrebatada de varios testigos. Conocí a varios Hislibreños (Raúl "Pamplinas", Juan Rio, Javi Baonza, Fuensanta "Ariodante", Richard ), y la jornada acabó a las 3 de la mañana, recorriendo el casco histórico de la ciudad, pasando por las Torres de Qart.

El sábado por la mañana hice turismo por Valencia. Recorrimos el cauce del Turia, con un calor de verano, hasta el espectacular Oceanográfico, donde disfrutamos de delfines, pingüinos y belugas, y luego nos fuimos a comer con un amigo a la Albufera, un delicioso arroz a banda en el Palmar. De vuelta corriendo para ver el Miguelete, disfrutar una horchata fresquita con unos amigos y subir a lo alto de las Torres de Serrano, ¡ah, piedra medieval, cuánta historia entre tus puertas! Desde allí arengaría el Cid a las tropas contra los musulmanes antes de crear su propio reino. Aunque Heston lo hizo en Peñíscola, con el viento en el rostro, y viendo la cinta azul del mar en la lejanía, me sentí como el Cid, henchidos mis pulmones, con el astil clavado en el pecho, oculta la herida mortal a mis huestes por la capa:
-¡¡Ciudadanos de Valencia!! ¡Mañana, estaré con vosotros, y os conduciré a la victoria!

¡Deprisa, deprisa! Corriendo, nos dirigimos al famoso Bibliocafé, ¡wow!, ¡qué gran idea! Se presentaba el libro de relatos del III concurso de relatos HISLIBRIS, compartimos una gran tarde con los seleccionados allí presentes, donde Rosalía nos dirigió como ganadora unas palabras increibles, y después, conocí José Luis el dueño, entrañable, y compramos libros (como no podía ser de otra forma). Firmé y me firmaron, y entablamos conversación apasionante Blanca y yo con Sebastián Roa y su mujer Ana, que después continuamos en un restaurante albano-griego hasta la madrugada. Fuensanta Ñiñirola nos propuso participar en unas jornadas sobre literatura y Edad Media que pretenden organizar en Murcia en unos meses, propuesta que acepté entusiasmado.


(Mi mujer Blanca y yo, flanqueados por Joaquín, Rosa y Marta Querol)


(Antonio Penadés a la izquierda; en el centro Sebastián Roa y su mujer Ana; a la derecha Fuensanta Ñiñirola)

En la cena, compartimos mesa con otras personas excepcionales: Ania Granjo, Alejandro Mohorte, recreacionista que conocía a mis BattleHonours de Granada; Alejandro Nogueras, arqueólogo y director del Museo de l'Iber, apasionado amante de Grecia (que nos fue comentando cómo se preparaban cada uno de los platos que probamos) y Fernando Lillo, historiador de la época antigua y romana, con una facilidad extraordinaria para las anécdotas de sus viajes por Turquía, Macedonia y Grecia. Hablamos y mucho sobre Grecia, Roma, Extremadura y su apasionante pasado monumental (Mérida, Medellín), sobre la Grecia arcaica, sobre la Creta minoica, y sobre ideas para una novela. Con Sebastián Roa (miembro de honor de "Fidelis Regis") intercambiamos nuestras perspectivas de futuro, nuestros descubrimientos de la vida en la Edad Media, tanto de la perspectiva cristiana como musulmana, y nos emplazamos a coincidir en esas jornadas en Murcia.

Agotados pero contentos, afrontamos mi primera firma en una Feria del Libro. Marta Querol se pasó a saludarme camino a su caseta, junto a Rosa y Joaquín (que adquirió mi libro), y luego otra vez hablamos con Posteguillo y su encantadora mujer Gloria, camino él también a su caseta de firma. Afluyeron los lectores, y desaparecieron los ejemplares de "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B), entre firma y firma. Se agotaron tanto en la caseta 46 como en la 45. Fui escritor y comercial, y se agotaron. ¡Se agotaron! Jesús García también se pasó y fue genial conocerle. ¡Oh, maravilla de Internet!


(Firmando libros en la Feria de Valencia)


(Firmando más libros en Valencia)


(A mi mujer, amiga y confidente: gracias, Blanca, amor mío)

Regresamos a Granada, agotados y saturados de buenas experiencias y buenas vibraciones. Fue como coger una ola, la ola perfecta, en lo alto de la cresta (el lunes, regreso al trabajo, fue lo opuesto, volver al pozo de la ola... lo más bajo. ¡Qué contrastes te ofrece la vida!)

La próxima semana no habrá entrada, ya que me voy cuatro días a Mérida (Extremadura) a enseñarle a mi mujer la ciudad romana, a reencontrarme con viejos amigos, y a visitar Alange (y quizás, conocer al escritor Jesús Sánchez Adalid). La próxima entrada será la continuación de ésta, pero desde una perspectiva más íntima y personal: qué ha supuesto para mí como persona y como escritor estar allí. En qué me ha afectado. Sé que os gustará. Os deseo que paséis bien los próximos días.

PD: en Hislibris podéis encontrar más entradas sobre el mismo evento.