domingo, 20 de marzo de 2011

Cuando el mundo literario era diferente: ISAAC ASIMOV (V)

"-¿Sabe? Voy a escribir novelas históricas -anunció ella. Era feliz por completo con el viaje. A Homir le gustaba escucharla, y la conversación era mucho más agradable cuando se podía hablar a una persona verdaderamente inteligente que se tomaba en serio lo que una decía. Continuó. -He leído montones de libros sobre los grandes hombres de la Fundación, como Seldon, Hardin, Mallow, Devers, y todos los demás. Incluso he leído gran parte de lo que usted ha leído acerca del Mulo, pero no es muy divertido leer los capítulos en los que la Fundación pierde. ¿No le gustaría escribir una historia que no tuviera esos pasajes tontos y trágicos?
-Ya lo creo -le aseguró gravemente Munn-. Pero no sería una hi.. historia real, Arkady. Nunca conseguirías el respeto aca... acedémico, o... o... omitiendo algunos hechos históricos.
-¡Bah!¿Y a quién le importa el respeto académico? -Le encontraba encantador. Hacía día que no se olvidaba de llamarla Arkady-. Mis novelas serán interesantes, se venderán mucho y se harán famosas. ¿Para qué escribir libros, si no se venden ni son conocidos?. No me interesan que me conozcan sólo unos viejos profesores viejos. Quiero que me conozca todo el mundo.
Sus ojos brillaron al pensarlo."

("Segunda Fundación", por Isaac Asimov)


Es bonito tener sueños, como la protagonista de Asimov, aunque estos tiempos sean difíciles. Hablé hace unos días con mi Agencia, sobre el panorama literario tanto a nivel nacional como internacional. Las perspectivas para este año son desoladoras. Si alguna vez pensé lo bonito que sería vivir de la escritura, me pregunto cuántos escritores en exclusiva no estarán suspirando por ese trabajo desagradecido que dejaron pero que les daba un ingreso seguro, mes a mes.

Los mismos libreros lo dicen. Antes se vendía mucho más que ahora. Por eso tiene mérito la labor de las pequeñas librerías de barrio, reductos de cultura frente a la adversidad económica y que sobreviven a duras penas. Una de ellas es la LIBRERIA MARLO, en el barrio del Zaidín, en Granada. Mi mujer ya me lo había dicho, pero tenía que verlo por mí mismo. Es un barrio obrero, de gente trabajadora y salarios escasos; y su dueña ha llevado "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B) a boca de todos. Justo a la entrada lo tenía como libro muy recomendado. Hice un experimento, entré.



-Hola, buenas tardes -dije yo, y no hizo falta nada más. Su dueña me miró y me reconoció, amabilísima, y estuvimos hablando de los libros, de Posteguillo, de los librinos, de los gustos juveniles, de las pocas ventas, y de mi EEDLA. La diferencia entre comprar libros en las pequeñas librerías y los centros comerciales, es que a los segundos no les afecta uno más o menos, pero a los primeros les pueda dar la vida.

Compremos en las pequeñas librerías, que también existen. Os sorprenderán.