El pasado día 28 de Septiembre salió a la calle el nuevo libro de Ken Follet, "La caída de los gigantes" (Plaza & Janés). Leer las cifras sobre su nuevo libro asustan: para España se ha lanzado una primera edición de 600.000 ejemplares en castellano y otra en catalán de 30.000 unidades (que por un fallo de imprenta que ha eliminado los dos últimos capítulos serán reeditados corregidos en 10 días)
El próximo 20 de octubre pasará por Madrid para hablar de su libro, ¿no será que siente la presión de "El esclavo de la Al-Hamra", que sale a la calle el mismo día?
Guiños aparte, la realidad es que Ken Follet ha vendido más de 116 millones de libros a lo largo de su carrera. ¿Por qué?¿Cómo ha conseguido llegar a tantos lectores?
En su web nos habla de sus inicios, su carrera y su método, y del secreto de su éxito:
"El desafio de cualquier escritor es muy sencillo de explicar: crear un mundo imaginario y sumergir al lector dentro de ese mundo.
Todos los novelistas intentan hacer eso. Una vez lo logran, cada escritor tiene sus propios objetivos. Personalmente, lo que yo quiero es entretener al lector. Quiero que estés intrigado, a punto de llorar o asustado, quiero que te sientas al borde de un abismo en todo momento, preguntándote qué pasará a continuación.
Mi objetivo al escribir es conseguir que mis frases sean lo más fáciles posible de comprender, escribiendo en lo que yo llamo "prosa transparente". Considero un fracaso estrepitoso si tienes que leer una frase dos veces para entenderla.
Sé que no todos los escritores tienen ese objetivo. Los hay que escriben de forma complicada y elaborada y consiguen ser muy divertidos. Podrían funcionar como escritores de comedias -P.D. Wodehouse por ejemplo escribe así siempre. Con él disfrutas con la forma en que cuenta las cosas. Por ejemplo, dice que Lord Emsworth no estaba exactamente disgustado sino que estaba lejos de sentirse conforme. En el otro extremo, p.ej. con Dickens, con lo que disfrutas es con la riqueza de sus textos y la manera con la que sus frases siguen y siguen, interminables.
Yo, en cambio, tengo como meta escribir en prosa sencilla y transparente."
A lo largo de su Web desgrana cómo trabaja, desde el momento en que decide crear una historia, hasta redactar el guión esquema, el borrador, las revisiones y la versión final. Una parte importante de su trabajo es la promoción. Ken Follet dedica dos meses de cada año a promocionar sus novelas por el mundo.
De los grandes escritores de éxito me encanta leer su biografía y sus inicios; uno descubre que sus comienzos fueron como los de todos los que comenzamos, paso a paso, con una chispa de suerte y muchísimo trabajo por medio:
"Antes de que nadie más lo leyera, Ken se dio cuenta que su última novela "El ojo de la Aguja", era con mucho lo mejor que había escrito hasta entonces. Recuerda estar sentado a la máquina de escribir y decirle a su mujer: "Mary, ¡éste es absolutamente increíble!". Su agente Al Zuckerman, quien durante años le había dicho a Ken las razones por las que sus libros nunca se venderían en América, le dijo "Éste va a ser un bestseller internacional, y vas a tener problemas con el fisco".
Zuckerman vendió el libro a un pequeño editor americano que también supo ver en el libro un futuro bestseller. Irónicamente, el editor británico que también compró sus derechos no lo vio así. Aunque estaba satisfecho con la historia, decidió publicarlo con formato sencillo y tapa blanda.
En aquel tiempo Ken había abandonado los periódicos y trabajaba para un pequeño editor de Londres, Everest Books, donde había sido ascendido a Director Manager. Ganaba 8.000 libras al año. Confiando en que su nuevo libro le proporcionaría al menos 16.000 libras en ventas, con los que podría mantener a su familia por dos años al menos, Ken se aventuró y dejó su trabajo.
"No podía prever que de ese libro vendería más de 10.000.000 de ejemplares, pero estaba convencido de que era suficientemente bueno para poder mantenernos. Fue ése el momento en que dejé mi trabajo como asalariado y me dediqué a convertirme en escritor a tiempo completo".
Y su aventura comenzó bien. El primer día de su nueva carrera, un agente en Escandinavia vendió los derechos en Noruega de uno de sus libros para niños por 400 libras. Poco después, "El ojo de la aguja" fue vendido a un editor americano con un anticipo de 20.000 dólares, y luego ese editor subastó el título entre las distintas editoriales de pasta dura en America.
"Un día tuve una llamada de mi agente diciéndome que estaban subastando los derechos del libro ese días y que el precio había alcanzado el medio millón de dólares, pero que la subasta aún no había terminado. Pensé que mi parte de ese medio millón serían casi 150.000 dólares, y puesto que yo había pensado que podría apañarme con 8.000 libras al año, eso me pemitiría vivir el resto de mi vida. Así que fue un gran día".
La puja finalizó en $800.000. Ken sabía que si un editor se habia gastado tanto dinero por adelantado, imprimiría muchísimas copias y haría una fuerte camapaña de promoción. Las ventas del libro le dieron la razón, pero eso no hizo que se durmiera en los laureles.
"A pesar de lo que había conseguido con ese libro, estaba muy preocupado preguntándome si podría hacerlo de nuevo. Eso pasa con muchos escritores. Escriben un libro increíble, y luego el siguiente no es tan bueno y no se vende tan bien; el tercero no es bueno, y ya nunca escriben un cuarto. Era consciente de que eso podría pasarme a mí y por eso trabajé duro en "Triple", mi siguiente libro, para hacerlo tan bueno o más que "El ojo de la aguja"."
Ken se convirtió en un perfeccionista y se tomó desde entonces más y más tiempo para escribir cada nuevo libro. Comienza pensándolo todo con detalle, investigando mucho, y escribiendo y desarrollando un guión inicial. Cada nuevo libro le lleva unos dos años.
En su Web hay mucho más por leer, lo iré poniendo poco a poco en entradas sucesivas.
¿Por qué he hablado hoy de Ken Follet? Porque de él he aprendido mucho, y porque si las noticias cuajan, empiezan a aparecer similitudes entre mi carrera que empieza y la suya, ya consagrada. De momento no puedo dar más pistas.
Pero soñar es gratis.
(Traducción por Blas Malo, desde la página oficial de Ken Follet)