Hola, lectores. Sí, habéis comprobado que de un tiempo a esta parte estoy espaciando mis entradas en el blog. He pasado unos días de vacaciones que me han dado para mucho, y sobre todo para reflexionar sobre el presente y sobre mi futuro, en todos los aspectos de mi vida. He estado quince días sin contacto con redes sociales, sin leer y sin escribir. Y ganas sí había: tengo 10 libros pendientes de lectura, que deseo devorar y sin embargo, no he leído nada.
Quizás sea el verano, que ya ha llegado. Durante estos quince días ni siquiera he escuchado noticias de nuestro país, porque no he permanecido aquí. Nada de nada. Y no he echado nada en falta, sinceramente. He ganado un poco de tranquilidad, lo que dure.
La luz que nos llega nos invita a vivir más, y a encerrarnos menos. Fuera el mundo es enorme. Donde he estado, ¡qué alegría, qué actividad! Gente y turistas por todas partes. Bullicio, negocios en marcha, vitalidad, sensaciones positivas y eso que ha llovido todos los días. Y este año he estado demasiado encerrado en mí mismo. Escribir te da una vida, escribir te quita una vida.
Así que, los que podáis, leed, sí, pero se pueden hacer también más cosas. Hacedlas; vuestro libro seguirá esperándoos. Conoced gente nueva, disfrutad de nuevos lugares. Las tardes se alargan. El verano invita a ello. Y con todo lo que viva este verano estoy seguro que cuando mis ganas de escribir aparezcan de nuevo con intensidad, notaré un algo diferente en mi escritura.
Y espero que vosotros también. ¡Buen verano!