He escuchado y leído muchas opiniones esta semana sobre libros y literatura, sobre autores y editoriales:
-Sobre los engaños de editores sin escrúpulos que huyen con los beneficios de autores noveles cuyas obras han llegado a la reedicíón, dejando entrampados a impresores, diseñadores, distribuidores y autores.
-Sobre autores que creen en su trabajo a pesar de una, dos experiencias traumáticas con editoriales pequeñas, y que siguen promoviendo sus manuscritos.
-Sobre autores que han perdido su medio de vida, su trabajo del día a día, por los recortes y la crisis, y que, tristes, siguen escribiendo.
-Sobre autores experimentados entristecidos porque sus manuscritos han quedado este año encima de la mesa de su editor, y sin respuesta.
-Sobre lectores que no comprenden por qué, de una misma editorial, una novela histórica de 800 páginas y sin mapas cuesta 28 € mientras otra de mayor grosor, misma encuadernación y con mapas en las guardas cuesta 23 €.
-Sobre autores y lectores que se juntan en unas jornadas de novelas, evento que visto desde fuera parece un oasis en peligro, rodeado de un lago reseco de tierra salada y resquebrajada.
-Sobre defensores a ultranza de que la cultura debe ser gratuita, por los medios que sea, en el formato que sea.
-Sobre lectores que desesperados claman en los foros por enlaces de descarga gratuita de ebooks de AMAZON que cuestan 0.89 €.
-Sobre lectores que vaticinan la desaparición de las bibliotecas, por obsoletas y porque nadie las usa.
-Sobre editoriales que desde la Feria de Frankfurt negocian las novedades editoriales de aquí al año 2018.
-Sobre libreros que demonizan el libro electrónico como enemigo del libro impreso, cuando en su página web venden ambos formatos.
-Sobre no lectores que se ufanan de ello.
-Sobre la invisibilidad y el anonimato de los libros, entre tanta marabunta de novedades digitales e impresas, y la dificultad de llamar la atención de los lectores.
-Sobre reajustes de personal de las editoriales, que siguen almacenando centenares de miles de ejemplares en sus almacenes, cuyo destino será el reciclaje de la pulpa de celulosa.
-Sobre la desaparición de los jóvenes que antes leían en los medios de transporte.
-Sobre adminstradores de foros de literatura y de lectura, que ven cómo cada día reciben menos visitantes, a pesar de las promociones de precio reducido de libros para los socios del foro.
-Sobre lectores periódicos, que cada vez menos noticias de cultura y ciencia en semanarios y diarios.
-Sobre la crisis, que convierte en una odisea enfrentarse a los lunes los que aún tenemos trabajo. Para los que no, la odisea es diaria.
-Sobre redactores que se atreven a sacar a la calle nuevas revistas de divulgación histórica y de libros, y nuevas editoriales también, pequeños mamíferos que buscan medrar entre los estertores de dinosaurios.
Epícteto decía: si quieres ser escritor, escribe.
Para todos aquellos apasionados por las letras: lo único que importa es que cuando la Inspiración susurra, las paredes se desvanecen, el mundo moderno deja de tener sentido, la mente se puebla de personajes que reviven de entre los muertos sólo para ti, y los escuchas, el rumor de sus palabras, el palpitar de sus emociones y sus latidos te traspasan y te dejan sin aliento, y antes que ese sueño se diluya sabes que debes otorgarle inmortalidad con tus palabras imperfectas, no porque otros deban leerlo, sino porque si no lo escribes será como si no lo hubieras vivido.
Si sientes esa necesidad, entonces ya puedes escribir.