Pues sí, Hemingway fue rechazado veintisiete veces, veintisiete nada menos, veintisiete editoriales que lo descartaron mondo y lirondo. Que luego ganara el premio Nobel de literatura no es lo importante, sino que encajó veintisiete derrotas una tras otra y sin embargo volvía a levantarse. Todo un peso pesado de las letras.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Escribir una novela (V): esquema organizativo
Hola a todos. Me reincorporo al ajetreo diario después de una semana de estancia en Roma. ¡Grandísima Italia! La etapa oscura de la Edad Media supuso mil años perdidos de evolución cultural, hasta el Renacimiento. Uno no puede dejar de preguntarse dónde estaríamos hoy si no hubiera habido interrupción, ya que todo, todo lo que tenemos hoy (electrónica e informática aparte) ya existía de alguna forma en Roma: eficiente red de comunicaciones terrestres y marítimas, comercio global, bancos y créditos, redes de sunistro de agua y de alcantarillado, centros comerciales de dos plantas, ínsulas de seis pisos llenos de vecinos, seguridad y control de incendios... y también corrupción, ambiciones humanas, estragos inmobiliarios y confrontaciones políticas.
Roma parece hecha de ladrillo y revestida de mármol toda ella. La ciudad moderna es tan monumental como lo fue la antigua metrópolis. Los excesos del Renacimiento y Barroco la han elevado a joya del arte.
La ingente cantidad de ladrillos romanos, en pilares, muros, bóvedas y galerías me llevaron a pensar en los bosques que hizo faltar talar destinados a los hornos de los ceramistas y en la mano de obra esclava que puso esos millones de ladrillos, uno a uno.
Y ladrillo a ladrillo, seguimos con nuestra novela. Vamos a comenzar con el guión. Os voy a comentar mi propia forma de organizarme.
Una vez tenemos pensadas las líneas generales, dos o tres personajes principales y otros tantos secundarios, el inicio, intermedio, clímax y fin, ya podemos comenzar a escribir nuestro Guión. Para ello haremos uso de dos documentos:
-Sinopsis Desarrollada
-Cronología esquemática
La Sinopsis Desarrollada es el documento donde describo qué acontece en la novela capítulo a capítulo. Para cada capítulo busco un título otiginal, y describo brevemente su contenido, como una llamada de atención a lo que luego desarrollaré en el Borrador con más palabras. Si lo veo relevante incorporo trozos de diálogo relevante que me describan las emociones de los personajes. Ese diálogo me recordará qué debo sentir cuando como personaje escriba el Borrador. Me ayudará a ser el personae, estar dentro de su psicología.
Personalmente, soy capaz de redactar esta sinopsis de corrido diez/doce capítulos sin problemas. Luego, las tramas secundarias requieren en paralelo mi segunda herramienta.
La Cronología Esquemática es una sencilla Hoja Excel donde ubico cronológicamente toda la novela, para todos los personajes principales y secundarios. En la primera columna pongo las fechas, con detalles incluso de días. En la primera fila coloco cada uno de mis personajes, primero los principales y luego los secundarios. Y comienzo a rellenar celdas, para cada uno, empezando para los datos históricos que tengo por ciertos:
-Nacimiento.
-Esponsales, hijos.
-Hechos relevantes, incluyendo cuándo conoce a quién, se enemista, mata..
-Muerte.
La cronología me permite tener en una hoja todos los datos históricos que emplearé, y de forma cruzada puedo crear la cronología de mis personajes ficticios, atendiendo a lo que quiero que suceda de acuerdo a mi Sinopsis Desarrollada.
Son dos herramientas ligadas. Cuando profundizo más en mi investigación y en la novela, puede suceder que encuentre incoherencias y que algún capítulo no pueda ser como yo quería. Colocando los nuevos datos en la Cronología veo inmediatamente dónde está el problema; ya será cuestión de inventiva e inspiración tomar otro camino para llegar adonde quiero.
Si se mezclan dos culturas en la novela, digamos musulmanes y castellanos, como en "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B), es imprescindible tener a mano un conversor de fechas, que transforme el Calendario Gregoriano en el Musulmán y al revés, con detalle de día y mes. En mi Cronología coloco entonces ambas fechas para el mismo evento, así puedo cotejar qué sucede en todo momento sin problemas.
Si me detengo en el avance de la Sinopsis, avanzo en la Cronología; y viceversa. Con ayuda de estos elementos elaboro mi guión.
La Cronología además me da otra información importante: si una vez termino, veo que existen zonas en blanco demasiado extensas, significa que en la novela hay partes donde no sucede nada relevante. A menos que sea un salto de parte en el argumento, eso ha que corregirlo. En una novela deben suceder hechos y con un motivo. Tocaría revisar el porqué de ese vacio, y aprovecharlo para cerrar flecos de trama.
Reconozco que soy un impaciente y no espero a tener el guión completo. En cuanto tengo claros un buen montón de capítulos, me pongo a escribir iniciando así el Borrador. Siempre dejo así la puerta abierta a algún cambio inesperado.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Escribir una novela (IV): el guión y la temática
Me comentaba en la entrada anterior el escritor Salvador Felip que sería interesante hablar sobre la naturaleza de un guión en relación con la novela histórica.
Un guión da las pautas, es la guía rápida que nos orienta cuando estamos escribiendo ya a nivel de detalle. El tiempo que dediquemos a su desarrollo será tiempo invertido que recuperaremos con creces al evitarnos la falta de inspiración y la terrible "hoja en blanco".
Queremos hacer un guión sobre nuestra idea para escribir una novela. La temática de nuestra novela puede influir y mucho sobre el mismo. Lo que indico aquí es mi propio parecer según mi experiencia actual:
Tres son los parámetros fundamentales que debe tener un guión:
-Debe tener lógica interna, una lógica que el lector entienda y que asuma sin dificultad. Debe ser creíble.
-Deben suceder cosas. La historia debe contar hechos, conflictos que aporten algo al lector.
-La historia debe ir "in crescendo", hasta el clímax y el desenlace final.
Hoy escribiré sobre la Lógica interna de un guión.
Cuando digo que la historia debe ser creible me refiero a que, atendiendo al género en que se encuadra la novela, el lector asume unas suposiciones iniciales, digamos unas ideas preconcebidas. Lo podemos ver en tres géneros diferentes: histórica, fantástica, ciencia ficción.
En novela histórica, el guión se encuentra con rocas inamovibles, que es la verdad histórica, hechos contrastados y documentados que no dejan lugar a interpretación. En este marco rígido, son las lagunas entre hechos contrastados y la falta de Historia entre hechos conocidos los que permiten que el escritor desarrolle su vena creativa. Un técnica habitual es incorporar personajes ficticios en el marco de un contexto histórico para que interactuen con personajes históricos de los que podemos conocer biografía, hechos relevantes e incluso detalles concretos de su forma de ser y psicología, gracias a alguna obra biográfica debida a escritores de su época.
En este género es muy apreciado por los lectores el rigor al apoyarse en hechos pasados, y la lógica y verosimilitud del escritor cuando a través de su imaginación rellene lagunas documentales existentes. Tanta la historia como la arqueología, constante evolución, aportan siempre detalles y nuevas interpretaciones de un valor vital para un novelista.
Lo bueno: un libro de historia contrastado y bien documentado es en sí un buen guión para nuestra historia, y ya está escrito. Podemos dedicarnos a desarrollar nuestra parte de ficción, siempre sin entrar en contradicción.
Lo malo: a veces la realidad no nos ofrece hueco para la creación, o para el final que queremos para nuestra historia. Es más, los continuos avances en arqueología pueden provocar que una historia coherente y con lógica se quede obsoleta en pocos años, si se encuentran nuevas pruebas que hagan que una historia tenida por cierta cambie radicalmente.
En mi novela "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B) me encontré que pocos días antes de entrar la novela a impresión se descubrieron nuevos datos arqueológicos que hacían falsos datos que yo desarrollaba en tres de sus capítulos. ¡Tuve que a toda prisa rectificarlos para acomodarlos a las nuevas evidencias, rogando a mi editora que hiciera todo lo posible por incluirlos en sustitución de los que habían quedado desfasados! Afortunadamen, pudo hacerse.
En novela fantástica, donde entran en juego seres como enanos, elfos, trolls, minotauros, orcos... no todo está permitido. También existe su lógica, por ejemplo, el lector puede suponer que existe unas leyes diferentes adicionales, sea el Maná, la Fuerza Vital, la Magia, etc, lo que no anula las leyes de la naturaleza. La Ley de la Gravedad sigue su curso. Si un personaje se cae por una catarata y de repente desciende ileso levitando hasta posarse suavemente sobre el suelo, no basta decir: "Es que es un mago, y sabe levitar. Se lo enseñó su maestro, y no había usado ese sortilegio nunca. ¡Sorpresa!". Incluso la aparición de la Magia debe tener una lógica, una explicación para que el lector lo asuma como lógico: ¿de dónde proviene esa magia?¿de unos cristales divinos, de una manifestación del poder de Gaia-Tierra?¿del desarrollo de poderes mentales?
Las leyes de la física, en literatura fantástica, dentro de la lógica de su mundo pueden manipularse pero nunca anularse sin una explicación. Si no se hace así, si no se explican las cosas, el lector se verá obligado a hacer un "acto de fe"; lo más probable es que le choque y eso, amigo escritor, hará que deje de estar dentro de la lectura. Por ejemplo, la gravedad impide que los animales alcancen de forma natural un tamaño gigantesco, y a lo mejor en tu historia sale un dragón realmente enorme llamado algo así como Ankalagon. Es fantasía épica, el lector asume que un dragón puede salir, y puede asumir también que el bicho mida más de doscientos metros de fauces a cola, ¡pero explícales cómo es eso posible! Dile que el Enemigo Oscuro, Melkor, tomó a una lagartija corriente y poniendo su maligno poder en ella, tras cientos de años su progenie creció y desarrolló alas y que gracias a su Fuego Oscuro aquel reptil se hizo tan enorme que provocaba eclipses allá por donde pasaba.
En ciencia ficción, existen también límites, que son los de las leyes de la naturaleza. De forma análoga a la Historia, la ciencia ficción se basa en la Ciencia. Muchas novelas de este género dan un salto cualitativo al futuro, intentando visionar qué pasará dentro de cientos o miles de años, cómo vivirá la raza humana: ¿en colonias espaciales después de haber contaminado toda la Tierra?¿Habremos vencido la muerte y la degradación de la muerte, alcanzado la Inmortalidad? ¿Surcaremos el hiperespacio, recorriendo la Galaxia de un extremo a otro en apenas dias? ¿Será la humanidad una inteligencia más en medio de una plétora de seres avanzados extraterretres? ¿Tendrán al fin los Robots conciencia de sí mismos y se rebelarán contra sus amos? ¿Llegará el fin del mundo con la Rebelión de las Máquinas? La palabra "Robot" viene del idioma checo, y significar "trabajador; esclavo".
Sea lo que sea que imagines como escritor, recuerda que debes cumplir las Leyes de la Ciencia. Se debe dar una lógica a tus recursos científicos. Por ejemplo, en el espacio no se transmite el sonido. No se oye nada. En "Odisea 2001" la secuencias espaciales son mudas; en "Star Wars" se produce una ópera espacial cada vez que el "Halcón Milenario" esquiva los Destructores Espaciales Clase "Victoria", evitando láseres y torpedos de protones, mientras es perseguido en la distancia por la nave "Esclavo" del cazarrecompensas Boba Fett. ¿Y eso por qué sucede?
Porque en literatura existen las "licencias creativas del autor". Pero cuidado con ellas; una licencia creativa puede tanto ayudar al clímax de la historia que cuentas como destruirlo... al destruir la confianza del lector. Si el lector desconfía de lo que le cuentas, estás perdido, amigo. Otro día hablaremos sobre ellas.
También en ciencia ficción está el riesgo del progreso. En el mismo libro, "Odisea 2001", escrito hace 50 años, parecía que en esa fecha ya estariamos de forma permanente en la Luna, que dominaríamos la hibernación, abriendo la posibilidad a largos viajes espaciales, y encontraríamos inteligecia extraterrestre. Nada de eso ha sucedido, pero tenemos telefonos móviles e Internet, y el problema climático. Y los robots aún no piensan, pero dominan nuestras vidas...
Un guión da las pautas, es la guía rápida que nos orienta cuando estamos escribiendo ya a nivel de detalle. El tiempo que dediquemos a su desarrollo será tiempo invertido que recuperaremos con creces al evitarnos la falta de inspiración y la terrible "hoja en blanco".
Queremos hacer un guión sobre nuestra idea para escribir una novela. La temática de nuestra novela puede influir y mucho sobre el mismo. Lo que indico aquí es mi propio parecer según mi experiencia actual:
Tres son los parámetros fundamentales que debe tener un guión:
-Debe tener lógica interna, una lógica que el lector entienda y que asuma sin dificultad. Debe ser creíble.
-Deben suceder cosas. La historia debe contar hechos, conflictos que aporten algo al lector.
-La historia debe ir "in crescendo", hasta el clímax y el desenlace final.
Hoy escribiré sobre la Lógica interna de un guión.
Cuando digo que la historia debe ser creible me refiero a que, atendiendo al género en que se encuadra la novela, el lector asume unas suposiciones iniciales, digamos unas ideas preconcebidas. Lo podemos ver en tres géneros diferentes: histórica, fantástica, ciencia ficción.
En novela histórica, el guión se encuentra con rocas inamovibles, que es la verdad histórica, hechos contrastados y documentados que no dejan lugar a interpretación. En este marco rígido, son las lagunas entre hechos contrastados y la falta de Historia entre hechos conocidos los que permiten que el escritor desarrolle su vena creativa. Un técnica habitual es incorporar personajes ficticios en el marco de un contexto histórico para que interactuen con personajes históricos de los que podemos conocer biografía, hechos relevantes e incluso detalles concretos de su forma de ser y psicología, gracias a alguna obra biográfica debida a escritores de su época.
En este género es muy apreciado por los lectores el rigor al apoyarse en hechos pasados, y la lógica y verosimilitud del escritor cuando a través de su imaginación rellene lagunas documentales existentes. Tanta la historia como la arqueología, constante evolución, aportan siempre detalles y nuevas interpretaciones de un valor vital para un novelista.
Lo bueno: un libro de historia contrastado y bien documentado es en sí un buen guión para nuestra historia, y ya está escrito. Podemos dedicarnos a desarrollar nuestra parte de ficción, siempre sin entrar en contradicción.
Lo malo: a veces la realidad no nos ofrece hueco para la creación, o para el final que queremos para nuestra historia. Es más, los continuos avances en arqueología pueden provocar que una historia coherente y con lógica se quede obsoleta en pocos años, si se encuentran nuevas pruebas que hagan que una historia tenida por cierta cambie radicalmente.
En mi novela "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B) me encontré que pocos días antes de entrar la novela a impresión se descubrieron nuevos datos arqueológicos que hacían falsos datos que yo desarrollaba en tres de sus capítulos. ¡Tuve que a toda prisa rectificarlos para acomodarlos a las nuevas evidencias, rogando a mi editora que hiciera todo lo posible por incluirlos en sustitución de los que habían quedado desfasados! Afortunadamen, pudo hacerse.
En novela fantástica, donde entran en juego seres como enanos, elfos, trolls, minotauros, orcos... no todo está permitido. También existe su lógica, por ejemplo, el lector puede suponer que existe unas leyes diferentes adicionales, sea el Maná, la Fuerza Vital, la Magia, etc, lo que no anula las leyes de la naturaleza. La Ley de la Gravedad sigue su curso. Si un personaje se cae por una catarata y de repente desciende ileso levitando hasta posarse suavemente sobre el suelo, no basta decir: "Es que es un mago, y sabe levitar. Se lo enseñó su maestro, y no había usado ese sortilegio nunca. ¡Sorpresa!". Incluso la aparición de la Magia debe tener una lógica, una explicación para que el lector lo asuma como lógico: ¿de dónde proviene esa magia?¿de unos cristales divinos, de una manifestación del poder de Gaia-Tierra?¿del desarrollo de poderes mentales?
Las leyes de la física, en literatura fantástica, dentro de la lógica de su mundo pueden manipularse pero nunca anularse sin una explicación. Si no se hace así, si no se explican las cosas, el lector se verá obligado a hacer un "acto de fe"; lo más probable es que le choque y eso, amigo escritor, hará que deje de estar dentro de la lectura. Por ejemplo, la gravedad impide que los animales alcancen de forma natural un tamaño gigantesco, y a lo mejor en tu historia sale un dragón realmente enorme llamado algo así como Ankalagon. Es fantasía épica, el lector asume que un dragón puede salir, y puede asumir también que el bicho mida más de doscientos metros de fauces a cola, ¡pero explícales cómo es eso posible! Dile que el Enemigo Oscuro, Melkor, tomó a una lagartija corriente y poniendo su maligno poder en ella, tras cientos de años su progenie creció y desarrolló alas y que gracias a su Fuego Oscuro aquel reptil se hizo tan enorme que provocaba eclipses allá por donde pasaba.
En ciencia ficción, existen también límites, que son los de las leyes de la naturaleza. De forma análoga a la Historia, la ciencia ficción se basa en la Ciencia. Muchas novelas de este género dan un salto cualitativo al futuro, intentando visionar qué pasará dentro de cientos o miles de años, cómo vivirá la raza humana: ¿en colonias espaciales después de haber contaminado toda la Tierra?¿Habremos vencido la muerte y la degradación de la muerte, alcanzado la Inmortalidad? ¿Surcaremos el hiperespacio, recorriendo la Galaxia de un extremo a otro en apenas dias? ¿Será la humanidad una inteligencia más en medio de una plétora de seres avanzados extraterretres? ¿Tendrán al fin los Robots conciencia de sí mismos y se rebelarán contra sus amos? ¿Llegará el fin del mundo con la Rebelión de las Máquinas? La palabra "Robot" viene del idioma checo, y significar "trabajador; esclavo".
Sea lo que sea que imagines como escritor, recuerda que debes cumplir las Leyes de la Ciencia. Se debe dar una lógica a tus recursos científicos. Por ejemplo, en el espacio no se transmite el sonido. No se oye nada. En "Odisea 2001" la secuencias espaciales son mudas; en "Star Wars" se produce una ópera espacial cada vez que el "Halcón Milenario" esquiva los Destructores Espaciales Clase "Victoria", evitando láseres y torpedos de protones, mientras es perseguido en la distancia por la nave "Esclavo" del cazarrecompensas Boba Fett. ¿Y eso por qué sucede?
Porque en literatura existen las "licencias creativas del autor". Pero cuidado con ellas; una licencia creativa puede tanto ayudar al clímax de la historia que cuentas como destruirlo... al destruir la confianza del lector. Si el lector desconfía de lo que le cuentas, estás perdido, amigo. Otro día hablaremos sobre ellas.
También en ciencia ficción está el riesgo del progreso. En el mismo libro, "Odisea 2001", escrito hace 50 años, parecía que en esa fecha ya estariamos de forma permanente en la Luna, que dominaríamos la hibernación, abriendo la posibilidad a largos viajes espaciales, y encontraríamos inteligecia extraterrestre. Nada de eso ha sucedido, pero tenemos telefonos móviles e Internet, y el problema climático. Y los robots aún no piensan, pero dominan nuestras vidas...
domingo, 4 de septiembre de 2011
Escribir una novela (III): desarrollar la idea
Ayer mismo, después de pasar a limpio mis últimas páginas, suspiré satisfecho con el último capítulo terminado (aún queda mucho trabajo por hacer) de mi nueva y tercer novela. Me levanté del sofa, me dirigí a la cocina y de repente, surgió un anhelo. Estoy deseando terminarla para regresar al Imperio Bizantino. Me apetece retomar a mis anteriores personajes, navegar por el Egeo, pasearme por la Messé otra vez. Ver el velamen de los grandes dromones desplegados con la enseña imperial, enorme, sobre el mar de Mármara.
Es bueno tener ideas. Te dan alicientes para animarte a escribir.
En la anterior entrada ya teníamos la inspiración. Ya teníamos una idea de partida, en general la idea es un algo concreto dentro de un marco general, una escena que nos hace saltar el interruptor en nuestra mente: estar en la historia. Y desear seguir allí.
Quiero empezar a escribir. Estoy ansioso por hacerlo, pero no sé cómo empezar. ¿Cómo lo hacemos?
Algunos teóricos dicen que la primera frase es la más importante de todas, la primera oportunidad para atraer la atención del lector. Genial si lo consigues a la primera, pero no te agobies: no vamos a correr antes de saber siquiera andar.
Existen varias formas para comenzar:
-Partimos de una idea, una escena. ¿Es la idea de un inicio? Lo normal es tener una imagen, suelta, que es parte de una historia. Tenemos que pensar: esa escena que me gusta es como es por alguna razón. Tenemos que indagar esas razones, saber retroceder y avanzar para llegar a un inicio y a un final.
-Tenemos un inicio y un final. ¿Lo tenemos? El inicio debe conversar con el lector, presentarle personajes, época y sentar la base del confllicto/nudo de la historia. El final debe ser emotivo, un clímax, un desenlace que sea recordado. Es muy muy importante dedicarles tiempo antes de comenzar ya que serán nuestra guia principal, nuestros hitos en el camino.
Después podemos actuar de dos formas:
1.-¡Lanzarnos frenéticamente a la escritura! Se puede escribir una historia teniendo sólo claros el inicio, la escena intermedia que nos inspiró y el final, aprovechando la endorfinas de la inspiración... pero la inspiración no dura para siempre. Después de las primeras 20 o 40 páginas se agotará el impulso inicial, y tocará pensar cómo seguir.
Así fue como inicié "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B). Me lancé a escribir sin más preparativos... hasta que llegó la primera parada. Dar el primer paso es el más importante. El segundo paso ya tiene de partida las primeras hojas. Todo avance sirve de base y alimento del siguiente. En este caso navegamos en el mar a bordo de una barca de remos cortos, que nos cuesta dominar. Llegar a destino no es imposible, pero nos costará tiempo y esfuerzo. A cambio, lo que escribamos tendrá la frescura de la incertidumbre. Nuestros protagonistas pueden mutar de un capítulo a otro. Eso significa que cuando demos por terminada la historia tendremos que revisarla bastante en busca de cabos sueltos debidos a nuestra creatividad desbocada.
En el caso de "El esclavo de la Al-Hamrá", fueron tres años de escritura en mis ratos libres; la versión final tenía la etiqueta "Rev8a". Es decir, mínimo sufrió 8 revisiones. Recuerdo con cierto rubor lo emocionado que estaba cuando terminé la primera escritura, y la bauticé "Rev1". Luego... vinieron las correcciones. Rev1a, Rev1b, Rev1c, Rev2... con el exterminio de algún personaje por medio. Un trabajo arduo de novato.
2.-Elaborar un guión previo. En este caso... no podemos escribir aún. Nos debemos parar a pensar durante bastante tiempo. Hemos pensado a grandes rasgos el inicio y el final. Hemos de detallarlo todo en varios niveles; hemos de ser capaces de sintetizar la historia en varias fases. Si conseguimos tanto reducir la esencia de la historia en una Sinopsis corta de 3 párrafos (menos de quince líneas) como expandirla con detalle suficiente (incluyendo descripciones, diálogos cortos, rasgos psicológicos de nuestros personajes) digamos en 20-40 páginas, significa que controlamos la historia y podemos comenzar la Escritura.
¿Cuánto tiempo tardaremos en tener listo nuestro guión? Depende del grado de precisión que queramos. Cuidado: un guión es eso, sólo una guía rápida para avanzar con agilidad. El guión definitivo sería... la novela terminada.
Un guión no debe repugnarnos como algo rígido que impide nuestra creatividad. Debemos ser flexibles, pero con una meta. Con un guión completo nos podremos centrar exclusivamente en desarrollar la historia. Tendremos paradas de inspiración, sí, pero como acontecerán en la redacción del guión no retrasará la acción de la escritura.
En vez de en una barca, estamos navegando en un yate. Una barca es más inmediata, más a nuestro control, más libre; pero puede que más lenta. En un yate, tenemos más rigidez mental, pero iremos más rápido.
Es bueno tener ideas. Te dan alicientes para animarte a escribir.
En la anterior entrada ya teníamos la inspiración. Ya teníamos una idea de partida, en general la idea es un algo concreto dentro de un marco general, una escena que nos hace saltar el interruptor en nuestra mente: estar en la historia. Y desear seguir allí.
Quiero empezar a escribir. Estoy ansioso por hacerlo, pero no sé cómo empezar. ¿Cómo lo hacemos?
Algunos teóricos dicen que la primera frase es la más importante de todas, la primera oportunidad para atraer la atención del lector. Genial si lo consigues a la primera, pero no te agobies: no vamos a correr antes de saber siquiera andar.
Existen varias formas para comenzar:
-Partimos de una idea, una escena. ¿Es la idea de un inicio? Lo normal es tener una imagen, suelta, que es parte de una historia. Tenemos que pensar: esa escena que me gusta es como es por alguna razón. Tenemos que indagar esas razones, saber retroceder y avanzar para llegar a un inicio y a un final.
-Tenemos un inicio y un final. ¿Lo tenemos? El inicio debe conversar con el lector, presentarle personajes, época y sentar la base del confllicto/nudo de la historia. El final debe ser emotivo, un clímax, un desenlace que sea recordado. Es muy muy importante dedicarles tiempo antes de comenzar ya que serán nuestra guia principal, nuestros hitos en el camino.
Después podemos actuar de dos formas:
1.-¡Lanzarnos frenéticamente a la escritura! Se puede escribir una historia teniendo sólo claros el inicio, la escena intermedia que nos inspiró y el final, aprovechando la endorfinas de la inspiración... pero la inspiración no dura para siempre. Después de las primeras 20 o 40 páginas se agotará el impulso inicial, y tocará pensar cómo seguir.
Así fue como inicié "El esclavo de la Al-Hamrá" (Ediciones B). Me lancé a escribir sin más preparativos... hasta que llegó la primera parada. Dar el primer paso es el más importante. El segundo paso ya tiene de partida las primeras hojas. Todo avance sirve de base y alimento del siguiente. En este caso navegamos en el mar a bordo de una barca de remos cortos, que nos cuesta dominar. Llegar a destino no es imposible, pero nos costará tiempo y esfuerzo. A cambio, lo que escribamos tendrá la frescura de la incertidumbre. Nuestros protagonistas pueden mutar de un capítulo a otro. Eso significa que cuando demos por terminada la historia tendremos que revisarla bastante en busca de cabos sueltos debidos a nuestra creatividad desbocada.
En el caso de "El esclavo de la Al-Hamrá", fueron tres años de escritura en mis ratos libres; la versión final tenía la etiqueta "Rev8a". Es decir, mínimo sufrió 8 revisiones. Recuerdo con cierto rubor lo emocionado que estaba cuando terminé la primera escritura, y la bauticé "Rev1". Luego... vinieron las correcciones. Rev1a, Rev1b, Rev1c, Rev2... con el exterminio de algún personaje por medio. Un trabajo arduo de novato.
2.-Elaborar un guión previo. En este caso... no podemos escribir aún. Nos debemos parar a pensar durante bastante tiempo. Hemos pensado a grandes rasgos el inicio y el final. Hemos de detallarlo todo en varios niveles; hemos de ser capaces de sintetizar la historia en varias fases. Si conseguimos tanto reducir la esencia de la historia en una Sinopsis corta de 3 párrafos (menos de quince líneas) como expandirla con detalle suficiente (incluyendo descripciones, diálogos cortos, rasgos psicológicos de nuestros personajes) digamos en 20-40 páginas, significa que controlamos la historia y podemos comenzar la Escritura.
¿Cuánto tiempo tardaremos en tener listo nuestro guión? Depende del grado de precisión que queramos. Cuidado: un guión es eso, sólo una guía rápida para avanzar con agilidad. El guión definitivo sería... la novela terminada.
Un guión no debe repugnarnos como algo rígido que impide nuestra creatividad. Debemos ser flexibles, pero con una meta. Con un guión completo nos podremos centrar exclusivamente en desarrollar la historia. Tendremos paradas de inspiración, sí, pero como acontecerán en la redacción del guión no retrasará la acción de la escritura.
En vez de en una barca, estamos navegando en un yate. Una barca es más inmediata, más a nuestro control, más libre; pero puede que más lenta. En un yate, tenemos más rigidez mental, pero iremos más rápido.