miércoles, 25 de enero de 2017

Medio pasaje para Caronte

Aristóteles, Julio César, Belisario, Galileo, Leonardo Da Vinci, Fidias, Cristóbal Colón, Isaac Newton, Alejandro Magno, Einstein... hicieron grandes cosas antes de cumplir cuarenta años.

Cuando uno es un lector constante y apasionado de la Historia, descubre constantemente grandes personajes históricos que vivieron rápido y dejaron huella indeleble, por eso se han escrito libros sobre ellos, novelas donde son protagonistas. Y por eso hoy toca realizar una breve reflexión de lo vivido hasta ahora, al alcanzar los 40 años. Pero me acabo de dar cuenta que no hay que ser negativo, ni hacer una lista de frustraciones, sino positivo. La vida me ha sorprendido mucho en los últimos años. Desde luego, hace 20 años no me imaginaba cómo iba a estar hoy, o si lo imaginé, no acerté en nada. Lo cual es motivo para la curiosidad y el asombro, y para desear cumplir otros 20 u otros 40, para llegar al futuro de mi vida, donde seguro habrá grandes cosas para sorprenderme.

Por ejemplo. Volver a contemplar el cometa Halley, que pasó por acá en 1986 (regresará en 2062). Ser testigo del primer hombre en pisar Marte (podría ser mi hijo). O del surgimiento de la inteligencia artifical. El descubrimiento de vida extraterrestre. La puesta en marcha, tras un ITER exitoso, del primer reactor DEMO generador comercial de energía de fusión.



O de haber alcanzado éxito literario. Dedicarme por completo a la escritura. Ser invitado a Estocolmo por el rey sueco. Poder desarrollar mi árbol genealógico al completo, indagar más en legajos. Comprarme un castillo medieval, reconstruirlo, recrear vida medieval. Comprarme un velero como Arturo Pérez-Reverte, donde navegar con nietos y familia. Aprender dos idiomas más, ser capaz de leer árabe. Ver mis libros traducidos a múltiples idiomas. Unas Jornadas Literarias de Granada internacionales. Tener una fundación que haga resurgir a la Granada romana que yace en el Albaicín. Hallar la tumba de Muley Hacén en lo alto de Sierra Nevada, y sus memorias junto a él. Viajar, mucho. A Stonehenge, Estambul otra vez, Venecia muchas veces, México, el Gran Cañón del Colorado, buscar oro en el Yucón y el Klondike. Comer carne de mamut congelado.

Cada día de aquí en adelante puede ser el inicio de muchas de estas cosas. Así que aunque ya Caronte me regale medio pasaje para su barca, espero no tener que darle las dos monedas en mucho tiempo, que será siempre menos del que yo desearía. Cumplo cuarenta años, con una mujer y un hijo que son un regalo. Con una familia extensa que cuando nos reunimos es el caos absoluto, por ser absolutamente delicioso y divertido. Con una fascinación por los libros que no cesa y que me sigue llenando de alegría. Del trabajo alimenticio, no hablo. Pero quién sabe si sacaré partido de él de otra forma más literaria.

Caronte, no me esperes por mucho tiempo. Ese es mi deseo.