miércoles, 18 de septiembre de 2013

Escribir una novela (XXI): Rigor Mortis

Es gratificante cuando hay lectores que han disfrutado de tu libro y se atreven a decírtelo; también cuando los hay que tienen una crítica que hacerte y te la hacen con educación. Desde aquí, gracias, porque al hilo de las palabras de uno de ellos escribo hoy esta entrada. Lo curioso es que, dependiendo del lector, lo que para uno es una virtud para otro es un defecto, y viceversa.

El comentario que me hicieron es sobre el rigor. El rigor mortis es la rigidez que aparece en un cuerpo muerto a las pocas horas de la muerte, su duración en el tiempo es reducida y después desaparece, según se inician los procesos de descomposición. Se parece mucho a lo que me comentaron, relacionado con el rigor a la hora de escribir una novela histórica.



Sin duda, una de las bazas de este género es la posibilidad de recrear un pasado, más o menos remoto en el tiempo respecto del lector. Todo es cuestión de tiempo, desde luego, en un foro ya opiné en su día que la novela contemporánea de hoy será, dentro de doscientos años, novela histórica (y la novela histórica de hoy, más histórica aún). Para recrear ese pasado hay que hacer una labor necesaria de documentación, tanto del detalle del día a día como más generalista sobre la cultura a tratar, sobre la mentalidad y valores imperantes, sobre la forma de expresarse incluso...

Dice la RAE:

Rigor.
(Del lat. rigor, -ōris).
1. m. Excesiva y escrupulosa severidad.
2. m. Aspereza, dureza o acrimonia en el genio o en el trato.
3. m. Último término a que pueden llegar las cosas.
4. m. intensidad (vehemencia). El rigor del verano.
5. m. Propiedad y precisión.
6. m. Med. Tiesura o rigidez preternatural de los músculos, tendones y demás tejidos fibrosos, que los hace inflexibles e impide los movimientos del cuerpo.
7. m. Med. Frío intenso y extraordinario que entra de improviso en el principio de algunas enfermedades, como en las calenturas intermitentes.
8. m. germ. Fiscal del ministerio público.
en ~.
1. loc. adv. En realidad, estrictamente.
ser alguien el ~ de las desdichas.
1. loc. verb. coloq. Padecer muchos y diferentes males o desgracias.
ser de ~ algo.
1. loc. verb. Ser indispensable por requerirlo así la costumbre, la moda o la etiqueta.

Nos quedamos con propiedad y precisión. Ser rigurosos en esa documentación implica poder describir con propiedad y precisión, a través de palabras, la ambientación de la novela, la tramoya oculta, el andamiaje que dotará de sensaciones al libro y que hará que un lector se traslade en su mente en el tiempo, se olvide de la hipoteca y se sumerja en el pasado.

La pregunta del millón: ¿cuán rigurosa ha de ser esa documentación? ¿Debe ser precisa en todos los detalles que mencione el libro? Aquí aparece una tentación para el novelista histórico: suele descubrir tantos detalles jugosos de esa época que puede querer colocarlos todos en la novela, y eso puede ser un error si lastran la historia. Una forma de lastrar la historia es centrarse en los detalles, poner numerosos pies de página que rompen el ritmo de lectura (la tendencia es que no haya, si acaso un glosario de términos al final del libro); otra querer, p.ej, que Homero hable como en su Grecia arcaica, lo cual es imposible. Es cierto que si de la época existe correspondencia escrita se puede lograr dar un barniz a los diálogos de los personajes que haga pensar "hablan como los antiguos", pero llevar esa forma de expresarse con rigor a una novela es un error, porque lo más probable es que se aburra al lector. 

Y una novela, querido lector:
-es esencialmente una obra de ficción.
-debe entretener.

Sobre el habla de los personajes históricos, hay controversia. ¿Es menos rigurosa una novela histórica que aproxima el habla de los personajes al siglo XXI? Si fuera un ensayo, sería cierto: no sería rigurosa. Pero una novela no es un ensayo, busca entretener a sus lectores y para eso sus lectores deben entender lo que dicen los personajes, aproximar el habla antiguo al lector moderno es una licencia que lo logra. Y si se cuida cómo se expresa todo, no tienen porqué cometerse barrabasadas con el lenguaje.

Los detalles del armamento medieval, de los trajes de época, de las comidas y desayunos, del día a día: ¿son menos rigurosas si no se habla de hasta la útima hebilla que tiene que desabrochar un escudero que desguarnece a su señor? Con la comida suele haber problemas, no existia en épocas pasadas la disponibilidad de alimentos como hoy en día; incluso la cultura imponía muchas veces los tejidos de las ropas, las modas.... 

Algunos defienden que ser riguroso es ser prolijo en detalles, muchos detalles, de todo tipo. Si al lector lo aburres con eso, entonces ese rigor, para mí, es Rigor Mortis. Has matado sus ganas de leer. Leerá las páginas en diagonal, evitando las descripciones y esperando que al menos los diálogos le aporten algo. Si no lo hacen tampoco, sólo faltará enterrar al muerto: abandonará el libro sin terminarlo.

Yo creo que ser riguroso consiste en que los detalles que aparezcan estén equilibrados con la trama y que tengan su razón de ser, y que cada detalle que menciones sea usado correctamente y con propiedad. Cada palabra en una página debe estar porque debe ser necesaria. Si no es necesaria, sobra. Si no está y se requiere, falta. Para eso están las correcciones.

Y podar la novela, para quitar lo que pueda sobrar, puede ser tan difícil o más que escribir la novela.