domingo, 24 de junio de 2012

Escribir una novela (X). Sabores de Bizancio

La llegada del día de San Juan y del solsticio de verano marca el comienzo popular de la época estival. Sol, monte, playas... y libros, por qué no. El verano sigue siendo época de trabajo para mí, pero me lo tomo de otra forma y más relajadamente y es cuando más tiempo dedico a la lectura, a empaparme de crónicas, novelas, ensayos...

Esta semana os quiero llevar a Bizancio.

Me he enamorado furiosamente de varios libros sobre esta civilización que he encontrado por Internet y que deben ser míos como lectura de este verano. Uno de ellos ya está en mi poder, y lleva el evocador nombre de "Sabores de Bizancio. La cocina de un imperio legendario". Leéis bien, trata sobre qué comían y bebían en la Constantinopla imperial bizantina.



Ambientar una novela en el pasado requiere una gran labor de documentación para dotarla de vida, y eso se consigue reflejando múltiples detalles de la vida cotidiana, de forma que en el lector se provoque asombro (del tipo "¡Vaya!¡Está todo inventado, qué "modernos" eran los antiguos!", o bien "¡Qué cosas, desconocía que eso era así!") al comparar su propia existencia actual con la época histórica de la novela. Esos detalles pueden ser:

-Las monedas de curso legal.
-Las vestimentas.
-La forma de gobierno, el ejército, las instituciones.
-La religíón.
-La situación de la mujer.
-La comida y la bebida.

Sobre este último aspecto suele ser más difícil encontar información precisa, y eso que, si hay que elegir qué acción será la que más repitan nuestros personajes, será la de alimentarse. Por ejemplo, en caso de religión musulmana, cuidado con el cerdo; o en el caso judío, cuidado que la carne no sea kosher.

Es por eso que este libro es novedoso sobre el imperio bizantino, ya que no existía un estudio de esta materia. Sobre los romanos tenemos el libro de Apicio, con delicatessen como lenguas de golondrina escabechadas, y sobre los griegos algo similar, pero nada sobre Bizancio.

Andrew Dalby nos mete entre fogones en el palacio imperial, y nos enseña no sólo detalles de qué géneros podían adquirirse en los mercados de Constantinopla (desde la más humilde lechuga, hasta el esturión ahumado y caviar), sino incluso cómo cocinarlos.

Tenemos, por ejemplo, la receta para preparar el Apokti, lomo curado de cerdo, a la manera bizantina:

"Una vez el lomo está limpio, se sala durante todo un día y luego se sumerge en vinagre durante tres días. Se retira del vinagre, se aprieta con la palma de la mano sin mucha fuerza para que pierda caldo y quede seco, y se le impregna de canela, cubríendo toda la superficie. Se deja así durante cinco o seis horas para que la esencia de la especia quede en la carne. Luego se impregna de pimienta negra molida, ajedrea seca en polvo, y más canela, y se cuelga para que la carne se oree y cure durante varias semanas. Una vez seca, puede comerse"

O el Loukanika, una especie de salchicha ahumada:

"Se coge pimienta molida, comino, ajedrea, perejil, bayas de laurel, se mezclan bien las hierbas y se unen a la carne, muy desmenuzada, amasándolo bien todo junto. Se le añade entonces salsa de pescado, granos enteros de pimienta, grasa de cerdo, y piñones, y se embute todo en tripa de intestino limpio, haciendo cilindros tan finos como se pueda, y se cuelgan para que ahúmen."

Hay más, muchas más. Lo mejor del libro es que así podemos sumergirnos de una manera diferente en la época bizantina, y si además uno es un cocinillas (como yo), puede ser una buena forma de presentar un libro de una forma... diferente...

domingo, 17 de junio de 2012

Los libros y el verano. Divagaciones

En Andalucía los calores ya anuncían con antelación la llegada del solsticio de verano, el cambio de estación y de opciones de entretenimiento. Las presentaciones mueren a final de junio, hasta septiembre: los lectores prefieren las largas tardes para disfrutar del ocio veraniego de otra forma.

Gustos hay colores. El verano llama a las playas, a las barbacoas, al reposo, al encuentro con amigos y familia, a los viajes, a conocer otros lugares, otras gentes y otras costumbres. Como leer, pero en vivo (ante eso es dificil competir).

Muchos lectores aprovechan para dedicar horas y horas a su afición en un entorno diferente y más agradable, o al menos, con más sosiego. Hablando por mí mismo: es la época ideal en la que uno decide que es buen momento para "hincarle el ojo" a esa novela de 1200 págs que el resto del año te da pereza, o de probar cosas nuevas, nuevos géneros, nuevos autores, nuevos estilos.

Con eso de probar nuevas lecturas, siguen las dudas y el enfrentamiento entre los que defienden los ebooks a precio reducido y quienes siguen prefiriendo el formato impreso como fuente de una vivencia más sensorial que el digital. Yo en verano tengo mayor predilección de la habitual por el formato impreso.

¿Por qué?
-Porque diariamente estoy rodeado de pantallas (móvil, ordenador del trabajo, portátil en casa, lector mp5), y en verano, asocio las pantallas al mundo laboral. Así que, en verano, me rebelo: el papel manda.
-Porque en la playa me libero de preocupaciones. Un libro no deja de poder leerse si la cae agua salada, si me siento encima, o si mis sobrinos lo entierran en la arena.
-Porque, quizás, aún soy arcaico. Y por eso Gutenberg gana a Amazon.

Con más tiempo, hay más horas para todo. El precio de los ebooks aún está en ajuste, y para los reticentes hay unos sitios fabulosos: las bibliotecas públicas. Y no deben verse como lugares aburridos. Las nuevas bibliotecas son sitios fabulosos, llenas de actividades, donde leer no cuesta, donde se organizan encuentros con autores, clubs de lecturas, dramatizaciones para niños y múltiples actividades. Es el momento para que los niños entren en contacto con los libros.

Nunca ha sido la novela histórica el género preferido, muchos lectores lo tienen por un género "aburrido y sesudo" (prefieren géneros más "ligeros" y con menos páginas, que les "aten" menos horas) me pregunto si en verano no será buen momento para darle otra oportunidad. ¿Será la próxima tendencia novelas históricas de menos de 250 págs? ¿Es eso posible, desarrollar una novela completa histórica en pocas hojas, para que el lector no se sienta esclavo de la lectura, si es eso posible?



En fin, que como colofón de todo esto, he dejado en mi web para su lectura dos muestras GRATIS de mis novelas: "El esclavo de la Al-Hamrá" y "El Mármara en llamas":

http://www.blasmalopoyatos.com/samples/Sample_ElEsclavoDeLaAlHamra.pdf

http://www.blasmalopoyatos.com/samples/Sample_ElMarmaraEnLlamas.pdf

Espero que os guste y disfrutéis con ellos. Y os dejo el lema que me he propuesto difundir este verano:

[¿¿CRISIS?? Mejor con un libro. ¡¡LEE!! ]

domingo, 10 de junio de 2012

Hasta un 40%

Estamos en el final de la Feria del Libro de Madrid 2012, y se cumplen los pronósticos más negativos. Muchos caseteros reconocen abiertamente que este año sus ventas han caido entre un 20 y un 40%, respecto al año pasado (que ya tenían un descenso del 12% respecto al 2010).

Eso quiere decir que en dos años, el negocio de los libreros se ha reducido en algunos casos hasta un 50%. ¿Puede un negocio sobrevivir por mucho tiempo con esa pérdida de margen? Es un misterio para mí. Los números son sencillos.



Como indica Ricardo Galli en su blog:



El proceso de publicación un libro tiene varias partes:
  • Autor: Es el que produce el manuscrito que se entrega a la editorial, obtiene entre el 8 y el 15% del precio de venta del libro. Puede tener un agente para negociar condiciones con la editorial, los agentes se suelen quedar con un porcentaje de los beneficios del autor.
  • Editorial: Es la que se encarga de seleccionar manuscritos, traducción o edición, maquetación, diseño, foto cubierta, promoción y finalmente de la impresión (detallada más abajo por el interés que tiene saber el coste del “papel”). A la editorial le corresponde aproximadamente el 40% del precio del libro, de los cuales el 10% es para impresión. El beneficio de la editorial es aproximadamente el 10% del precio.
    • Impresión: La impresión del libro de papel varía entre el 5% para grandes tiradas, al 20% para impresiones más pequeñas (la impresión del último libro de Dan Brown costó 1€ por unidad).
  • Distribución: Son las empresas que recogen los libros en sus depósitos, los distribuyen a las tiendas, y en general asumen las pérdidas por los libros devueltos. También se encargan de hace promoción, gestión e información de las ventas a la editoriales y autores. Son las que deciden qué porcentaje se quedan y qué porcentaje dan a los vendedores. Su parte representa aproximadamente el 20% del precio del libro, como las editoriales, obtienen un 10% de beneficio sobre el precio de venta.
  • Venta al público: Las librerías y grandes superficies. Representa, sin los descuentos, aproximadamente el 30% del precio del libro. El coste aproximado de almacenamiento y gestión es el 10%, por lo que el margen comercial (sin los descuentos sobre PVP)  ronda el 20%.

a) Un ejemplo, una Libreria media digamos vendía en 2010, 10.000 libros a 20 € = 6 €/libro x 10.000 = 60.000 €, y de eso digamos que tiene costes fijos (tienda (8000 €), dos empleados (2x21.000 €)) por 50.000 €. Beneficio en 2010: 10.000 €
b) En 2011 vende un 12% menos de libros, y los gastos se incrementan un 5% (inflación): 8.800 uds a 20 € = 6€/libro x 8.800 = 52.800 €, y costes fijos 52.500 €. Beneficio en 2011: 300 € (al menos, cubre gastos)
c) En 2012 vende un 30% menos de libros respecto 2011, los gastos se incrementan un 2.5% y los libros los vende un 5% más baratos:
6.160 uds a 19 € = 5 €/libro x 6.160 uds = 30.800 €, costes fijos 53.813 €. Beneficio en 2012: -23.013 €. ¡Pérdidas!
Solución: despedir a un empleado para reducir costes fijos en 21.000 €. No es suficiente: al empleado que queda le reducimos el sueldo en 3000 €. Entonces, costes fijos = 53.813 -21.000 -3.000 = 29.813 €, con lo que Beneficio en 2012: 30.800 -29.813 = 987 €. La librería sigue abierta.
d) ¿Qué pasará en 2013?

Todo indica que será un año dramático para las librerías. ¿Qué pueden hacer para reinventarse? Quizás reorganizar su negocio para no ser sólo vendedores de libros, sino también de actividades culturales asociadas (rutas turisticas literarias, visitas guiadas, presentaciones en colegios y bibliotecas.. incluso distribuidores de ebooks con descuentos), o especializarse en géneros que vendan mucho (con lo cual, los géneros que vendan poco, no los venderá nadie). O yo qué sé.

Autores, libreros, editoriales, tenemos que esforzarnos en ofrecer a los lectores algo diferente, que busque la excelencia, a un precio adaptado al presente, y que además ofrezca "algo más". Ese "algo más" (que aquí opinen los eruditos sobre qué puede ser eso) marcará la diferencia el próximo año.

domingo, 3 de junio de 2012

Los retos de este año

En estos días se está celebrando la Feria del Libro de Madrid 2012, y las sensaciones de los libreros son variopintas. En general, parece que las ventas han descendido un 7% respecto al año anterior. Pero esa reducción es a nivel de la feria. Hasta este momento, en las librerías el descenso es de un 20%. Algunas librerías que conozco han cerrado este año.



Además, la posibilidad de adquirir libros en formato digital a menos de un euro se abre paso cada vez más entre los lectores. Usemos una lógica: me gusta un autor, pero si un libro físico cuesta 20 euros, con eso puedo comprar 20 libros digitales, de temática similar, aunque no sea de ese autor.

Yo creo que la llegada digital de AMAZON ha hecho que se lea quizás más, los libros están más presentes en más dispositivos, así que la opción de dedicar un rato a leer está siempre ahí. Eso es bueno. Pero un autor que pretenda sobrevivir de lo que escribe debe darse cuenta de que los tiempos han cambiado: los lectores quieren cultura y lectura de la forma más económica posible. Si puede ser, gratis.

Se publican además menos libros, se reducen las tiradas... y las librerías siguen vacías.

El reto de los próximos años para los autores, es seguir presente en el mercado editorial. Conseguir que se publiquen sus obras, aunque no se vendan. Conseguir que sus libros se lean, aunque sea gratis: por ejemplo, promocionando la lectura de libros a través de la red de bibliotecas públicas. Es curioso que no se detecte un aumento de los préstamos bibliotecarios: los posibles lectores se quejan de los precios de los libros impresos, ¿pero no les atrae leer a través de las bibliotecas, que les costaría cero?

¿Qué puede hacer un autor? Tener una actividad laboral alternativa que no le haga tan dependiente de los libros y ser austero. Ser comprensivo con sus lectores. Y a nivel de escritura, ser paciente en estos dos próximos años y seguir escribiendo, mejorando y dando lo mejor de sí mismo en sus letras. Lo importante es que aquellos que le lean (de la forma que sea), disfruten de la lectura, les haga reflexionar, les haga vivir. Quizás, asi, decidan que pagar por leer no es un mero capricho, sino una operación necesaria para que sus escritores favoritos sigan escribiendo.