domingo, 6 de mayo de 2012

Escribir una novela (IX): cuidando los detalles

Después de mi semana especial, estoy retomando mis lecturas y mi escritura, y me apetece una entrada más a mi serie sobre cómo creo se puede escribir una novela. A fuerza de leer y documentarse uno empieza a adquirir un poco de culturilla y eso hace que con cada nuevo libro, inconscientemente, se opine y se detecten detalles que hace quizás unos años me hubieran pasado desapercibidos.

Escribir un libro no es un asunto baladí, es una pequeña hazaña por la cantidad de tiempo y paciencia que hay que dedicarle en esta época de prisas y ansiedad. Tiene su mérito ser capaz de poner un Principio y un Final.

Pero eso no es suficiente, hay que cuidar los detalles y son los detalles, a los ojos de un lector avezado, los que pueden hacer zozobrar un argumento de interés. Lo mismo que esos detalles nos ayudan a sumergirnos en la historia y en la trama, si se usan erróneamente pueden hacer todo los contrario: acabar con la magia de la Literatura. Hacer que perdamos la confianza en el libro. Algunos son más graves otros, los peores pueden hacer que lo cerremos para no retomarlo.



Qué detalles deben cuidarse en la ambientación de una novela:

-Alimentos americanos: sólo a partir del s.XV podemos encontrar en Europa los siguientes alimentos: pimientos y guindillas, tomate, chocolate, cacao, tabaco, patata, cacahuete, boniato, calabaza y maiz.

-Alimentos traidos a España por los árabes: a partir del s.VIII llegan a la Península Iberica la zanahoria, los melocotones, el cultivo del algodón, los albaricoques, el arroz, las naranjas, las almendras y las alcachofas, las granadas y el azafrán. Desde España, algunos pasarán a Europa.

-Sobre tiempo: el concepto de "horas" existe desde siglos antes de Cristo, pero cuidado: el concepto de "minutos" sólo existe desde el s.XII, si bien de forma práctica no se empleó hasta el s.XVII, cuando se desarrollaron mecanismos capaces de medirlos.

Y a la hora de emplear términos climáticos, cuidado: borrasca, anticiclón, etc son términos científicos del s.XX, ¡no se deben usar en la Edad Media!

-Términos médicos: debe investigarse con cuidado las enfermedades y sus modos de tratamiento/curación en la época de nuestra novela. Sirva un ejemplo, de la serie medieval "Toledo": "Señor, la peste se está extendiendo con gran virulencia". ERROR: el término "virus" y derivadas sólo se emplea a partir del s.XX, ¡y no en el s.XII!

-Vestimentas: deben ser asociadas a la cultura en el tiempo, la moda cambia. Por ejemplo en el Imperio Bizantino, inicialmente heredera de la Roma Clásica, sus vestimentas cambian con los siglos, adoptando una fuerte influencia oriental.

-La guerra: cuidado con enseñas y armas. La tradicional media luna que corona las mezquitas se debe a los otomanos (s.XV -XIX), anteriormente estaban coronadas por el "yamur" islámico, bolas doradas atravesadas por un asta metálico (los cuatro mundos de Alá)

-Monedas: imprescindibles conocer las monedas de la época y sus fracciones, por ejemplo, un ardite, moneda aragonesa del s.XVI no puede emplearse en el s.XIII. Y ojo, porque con la moneda castellana del s.XIII al s.XVI hay trampa: existe por un lado moneda fisica de uso (las doblas, blancas y dineros)y por otro moneda contable, para los libros de contabilidad (el maravedí). La calidad varía mucho, una misma moneda puede ser un siglo de plata y otra casi totalmente de cobre.

-Bebidas: cuidado en la ambientación medieval. En la Edad Media, mientras que en los paises anglosajones la bebida alcohólica de masas era la cerveza (de trigo, de cebada), en el área mediterránea, la bebida casi exclusiva era el vino y la miel fermentada (el "aquae mulsum" de los romanos).

-Tecnología: cuidado con las tecnologías, que pueden ser incompatibles entre épocas y culturas. Incluso de forma confusa, una civilización más antigua podía tener más tecnología que otra cultura más tardía. Madera, cuerno, hueso, cuero, y poco metal, suelen ser la materia prima durante toda la Edad Media. Los metales son un lujo, un bien escaso en la civilización hasta la Revolución Industrial del s. XIX.

-Expresiones: cuidado con las expresiones, un espartano no puede hablar como un soldado francés, ni un castellano del s.XIII como un jornalero de 1936. Ojo, dar voz a un personaje de hace centurias no significa que tengamos que escribir en lengua romance, pero sí darle un toque "antiguo", por medio de vocabulario específico, llamadas a santos, expresiones de época... y eso requiere leer mucho.

-Psicología: no podemos dotar a nuestros personajes del Medievo de una psicología del "polílicamente correcto" del s.XXI. Deben ser coherentes con su vida y sus hechos, su herencia, su entorno, su todo.

Es cierto que el autor de literatura puede decidir tomarse alguna licencia, pero debería tenerla justificada de cara al lector, bien aprovechando lagunas históricas o por algún fleco de la trama.