sábado, 3 de marzo de 2012

Deconstruyendo a Castle (I)

Unos días complicados, una realidad laboral al rojo vivo, horarios desquiciados y los preparativos para la próxima salida de mi nueva novela me han tenido bastante apartado de blogs, redes y mundo en general. Hoy quiero dedicaros la entrada a un asunto diferente de lo habitual.

Hace varias semanas que sigo una serie que apenas presté atención en su momento sobre un escritor famosillo (en la ficción que recrea la serie) que, merced a su amistad con el alcalde de Nueva York consigue que se le admita en una comisaria como observador en la sombra de un detective, para obtener nuevas ideas y tramas para sus libros. Sí, estoy hablando de "Castle" (Richard Castle y la agente Becket, papeles protagonizados por Nathan Fillion y Stana Katic)



No sé si será cosa mía, pero no dejo de ver por la tele y el cine series, capitulos y películas con escritores como protagonistas (algunos frustados, otros de éxito, otros en la sombra como ghost-writer...)

La serie es simpática, y el escritor Castle se lleva al televidente al bolsillo con sus duelos dialécticos y de tensión sexual latente con Becket. Lo que pasa es que da una visión glamourosa de la Literatura que muy poco tiene que ver con la realidad de la inmensa mayoría de escritores y juntaletras, así que voy a deconstruir qué veo de erróneo en la serie sobre ese aspecto:

1.-En la serie, aparentemente Castle "nunca" escribe, está siempre ocupado con sus asuntos familiares y su entretenido pasatiempo como observador policial. En ningún capítulo le he visto emborronando un folio o aporreando teclas en su ordenador. ERROR. Quien se precie de escribir, o de querer vivir de ello, escribe todos los días, poco o mucho, sea de día o de noche.

2.-En la serie, Castle es un bestseller que vive exclusivamente de sus libros. Incluso en uno de ellos se le ve jugando al pocker con varios autores americanos de carne y hueso (pude ver a James Patterson, autor bestseller polémico). ERROR. La inmensa mayoría de escritores viven compaginando la escritura con otros trabajos.

3.-Richard Castle es reconocido en todos los capitulos de una forma u otra, por algún secundario, lo que siempre estimula su ego. Se ven sus libros en los escaparates, su figura en cartón anuncia superventas. ERROR. Muy pocos son conocidos por el público, los demás pasan desapercibidos en cualquier parte. Que alguien te diga "¡Ah, tú eres el escritor de... !" es tan raro,raro como encontrar un perro verde por la calle. Yo, sólo me he encontrado uno en año y medio. Y las campañas de promoción se cuentan con los dedos de la mano: búscate la vida lo mejor que puedas.

4.-Castle tiene su libros dispuestos por cientos en las librerías y grandes Wall-Mart. ERROR. La tirada media en España el año pasado fue 1300 ejemplares por edición, y pocos superan la primera edición, en general el volumen de devoluciones es muy alto, 30-40-50% según la época del año. Las librerías apenas tienen ejemplares: ¿por qué se van a arriesgar a pedir más, si saben que apenas los van a vender? Si no eres bestseller, olvidate, y confórmate con una balda en bajo, con uno o dos ejemplares de tu libro.

5.-Castle es un imán para la mujeres. Como poco llama la atención, y tiene un agudo don de observación y de palabra. Si algo sabe, es encontrar palabras para hilvanar un posible argumento que explique lo que observa cuando sigue a Becket. ERROR. En general, yo por lo menos, me siento más libre ante un folio en blanco que ante una multitud, y nada de imán, no. Eso queda para la ficción, no para la realidad.

6.-Castle disfruta del vino y de la bebida en general, siguiendo la costumbre de preferir un buen caldo como acompañante de las propias ideas. Un escritor con una copa de buen vino y una mujer cerca, sea Becket u otra, siempre se siente con ganas de flirtear. CIERTO. Costumbres de Poe. Para qué negarlo, a veces un vaso de ron añejo, o una limonada aliñada con acierto estimula y permite salir de un atolladero argumental. Y si encima estás acompañado, dilo: di que eres escritor, nada más, mientras das un silencioso sorbo a tu copa. Y que ella se imagine la glamourosa vida que en realidad no llevas. Te mirara de otra forma y te preguntará. Entonces sí que tendrás que inventarte algo original.