lunes, 6 de diciembre de 2010

"El sueño de Justiniano", de Salvador Felip

El Imperio Romano sigue despertando pasiones y admiración. Basta con asomarse a las mesas de novedades editoriales para darse cuenta que esta civilización, germen de la Europa que conocemos, acapara la atención del público con numerosos elogios de crítica y lectores (por ejemplo la trilogía de Escipión, de Santiago Posteguillo; la serie de Marco Didio Falco, de Davis Lindsey; o las novelas sobre Gordianus, de Steven Saylor). Pero eso sólo es la mitad occidental del imperio. Después del saqueo de Roma por Odoacro en el 476, la mitad oriental aún sobreviviría otros mil años, y sin esa mitad, Europa sería totalmente diferente.

El pasado 10 de Noviembre salió a las librerías una novela histórica ambientada en el s.VI en el Imperio Romano de Oriente, en la increíble ciudad de Constantinopla (hoy Estambul). La novela se titula "El sueño de Justiniano" (Ediciones B), y su autor es Salvador Felip. Es su segunda novela histórica, le precede "El ocaso de Bizancio" (Ediciones B), ambientada en la caída final de Constantinopla a manos de los turcos en 1453.



"El sueño de Justiniano" se centra en la vida del emperador Justiniano, en el s. VI. Medio imperio se había derrumbado por el empuje de las tribus germánicas. Hispania, las Galias, Germania e Italia estaban perdidas, el norte de África había sido arrasado por los vándalos, y Roma había dejado de ser la Ciudad Eterna. El Oriente del Mediterráneo aún era romano, y los emperadores en Constantinopla aún soñaban con recuperar la otra mitad del imperio. Aún perseguían que Roma renaciera de sus cenizas.

Justiniano fue el último emperador romano (en mentalidad y en espíritu); realizó el último intento por reconstruir el imperio como unidad, por convertir el Mediterráneo otra vez en el Mare Nostrum. Tan grande era su ambición que se le conocía como "el emperador insomne que nunca dormía". No bastaba que se apoyara en grandes hombres y mujeres para lograrlo, como sus generales Belisario y Narsés, y su amada e instigadora de intrigas la emperatriz Teodora; necesitaba la ayuda divina para su tarea sobrehumana, y como señal de su pacto no dudó en sacrificar todas las vidas humanas que hizo falta. Tal es el precio de la gloria y de la inmortalidad.

Recorred los soportales porticados de la Messé y admirad el marfil, el ébano, las esmeraldas y la seda que os ofrecerán sus comerciantes atrayéndoos a sus tiendas con mil argucias; saboread los guisos de pulpo y atún en el barrio del puerto de Eleuterion, y esquivad a los estibadores furiosos; ceded el paso a los monjes insomnes de San Juan Studios y evitad a la guarnición de soldados excubitores destinada a imponer el orden a la salida del Hipódromo, mientras próximo al Palacio Imperial y alrededor de un bosque de poleas y andamios un ejército de obreros y artesanos dan forma a la ambición de un visionario.

SINOSIS:

Año 532. Justiniano, emperador de Bizancio, obsesionado con la idea de recuperar la antigua gloria del Imperio romano, forja un pacto secreto con Dios por el que se le concederá un heredero si construye la mayor basílica jamás concebida en la historia de la humanidad. Cumplir con su juramento implica que Justiniano debe destruir Santa Sofía, la iglesia más querida por los ciudadanos de Constantinopla. Pero su ambición no conoce límites y para llevar a cabo sus planes el emperador provoca una revuelta en la ciudad, una insurrección que le permita destruir la antigua basílica sin que nadie pueda relacionarlo con semejante sacrilegio. A medida que la espiral de violencia se extiende por la ciudad, Justiniano observa que la revuelta se le escapa de las manos, poniendo en peligro su trono e, incluso, su propia vida.

Puedes leer el primer capítulo pinchando AQUI

Blog de Salvador Felip:
El ocaso de Bizancio

Respecto a "El esclavo de la Al-Hamra", os dejo dos enlaces que me han dejado sin palabras:
-Reportaje sobre EEDLA aparecido en el periódico IDEAL (29/11/2010) (pincha AQUI)
-Reseña sobre EEDLA aparecida en el periódico GRANADA HOY (29/11/2010) (pincha AQUI)
¿Qué más se puede decir?