viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Quién dijo crisis?


Lo inesperado de la vida a veces nos trae sorpresas agradables. Hacía bastante tiempo que no me acercaba a pasear por el centro de mi ciudad. Y mira por donde, me encuentro con una porción de Paraíso.

Al menos, tal y como en parte puedo concebir el Paraíso. Rodeado de libros. Hay una feria de libros, libros viejos, libros usados, de segunda (o tercera o más aún) mano. Los hay grandes y pequeños, ediciones incluso de pocos años atrás, libros en color, en cartoné, en cuero. Por haber incluso hay manuscritos del s.XV, con muchos curiosos pero pocos compradores.

Hay de todo. Me llama muchisímo la atención un aspecto. Hay miles de libros, miles y miles que no conozco ni autor ni título. Algunos incluso con fecha de impresión de uno o dos años atrás. Tan jóvenes y sin embargo ya tan viejos. ¿Cómo puede ser "viejo" un libro que sólo tiene dos años de vida?¿Cómo puede ser que sea tratado como libro "viejo" o libro de saldo?

Con el esfuerzo que supone escribir y más aún conseguir que te publiquen al principio me pregunté qué sentirá un autor que vea su libro en una feria de saldo. ¿Tristeza?¿Escarnio? Bueno, podía ser peor. Sigue siendo un escaparate para una obra propia. Pero si es de saldo... como si fuera algo desechable.

Eso lo pensé al principio, hasta que vi tomos sueltos de una colección de literatura clásica que hace años leí y me hizo recordar un tomo en concreto que me encantó, en su traducción: la "Iliada" de Homero. Así que busqué stand por stand esperanzado de encontrarlo, aunque fuera de saldo.

¿De saldo? Recapacité. Porque no encontré la traducción que esperaba pero sí una edición de la "Odisea" de Homero encuadernado en piel y paginas amarillentas por tres euros y medio. Es decir que por tres cafés tengo en mi poder un libro que tenía pendiente por leer, para siempre. Y eso sí que justifica un hecho importante: los libros están al alcance de todos. La crisis no es excusa. El precio no es un condicionante. Busca y espera; pronto las novedades editoriales serán "de saldo".

Pensándolo bien, con la "Odisea" ya bajo el brazo, no me importaría para nada en absoluto si mis libros acabaran en una tenderete de saldo y al igual que Homero ¡siguieran vendiéndose 2500 años después de haber sido escritos! Ahí es nada.