domingo, 7 de septiembre de 2008

En el valle de las sombras...

Después de una semana agotadora he tomado mayor conciencia de las dificultades dignas de Teseo que supone conseguir la meta de llegar a publicar. No digo que sea imposible (no lo es) sino que me siento tentado de ser víctima de mis propios pensamientos negativos. Allá van unos cuantos:

-Los concursos: siento una gran ilusión por enviar mi obra a un importante concurso, sí, pero a la vez me rodea una sensación de futilidad extraña. ¿Por qué?:
a) Ningún escritor novel ha ganado nunca un certamen importante. ¿El que ganen siempre autores ya consagrados es casualidad? Dejo el margen de la duda para los que aún conserven inocencia y esperanza
b) Mi objetivo más bien es que de esa forma mi obra llegue a manos de gente del mundo editorial que de otra forma no la aceptarían. Supondré que se presentan 400 obras más. Demasiada lectura. El proceso de selección será parecido a cuando uno entra en la libreria: lectura de las dos primeras páginas, luego al azar páginas de dos o tres capítulos, y si engancha ya pasará la primera criba. Aunque vendrán más, y de 400 se dejarán digamos 15 obras para la final, que serán las leídas. Si llegara a esa criba final ya me daría por satisfecho.
c) ¿Soy honesto conmigo?¿Es mi libro "bueno" para competir con todos los demás? Bueno, algunos lo han leído y me han dado buena opinión incluso críticas aceptadas y aplicadas. Intento ser subjetivo. Si cojo el libro y leo al azar... bueno, a mí me engancha. Pero claro, yo lo he parido; aunque es un inicio.
d)Luego leo otros de autores "consagrados"... y la verdad, no sé cómo han conseguido que alguien lo lea. Insufribles para mí.
-Los autores consagrados. ¿Quienes son? Entiendo que hay realmente una clase única: aquellos que llegan al público porque aportan algo diferente a todos los demás, que mantienen su identidad literaria a lo largo de varias obras y de su vida, y que además llegan a alcanzar por ello mismo fama y superviviencia económica literaria... que les permite vivir de la literartura, vamos. Vivir de la literatura no quiere decir que sean superventas y vendan 8 millones de ejemplares con su primera obra, sino que pueden dedicarse a ello dignamente.
-Lógicamente los premios ayudan a un escritor a seguir escribiendo. Y si ya es conocido, con el premio lo será más, y las ventas lo notarán claro. El negocio es el negocio, así que ¿para qué consagrar a alguien desconocido cuando alguno medio popular y "de la casa" está a mano?
-La publicación es a largo plazo. No será algo inmediato. Sin embargo algunos lo consiguen al año. O bien son unos fenómenos que además han sabido tocar a las puertas adecuadas o bien el trabajo propio tiene algún serio problema, que uno mismo no puede detectar (oh, oh). Así que de todas maneras hay que salir al exterior y los rechazos también son aprendizaje, por mal que nos pesen.

Pero muchos otros también fueron rechazados en su momento.
-Hemingway fue rechazado 27 veces. Sus primeros trabajos en 1923 pasaron desapercibidos. Después consiguió publicar "Fiesta", tras 27 derrotas editoriales.
-J.K.Rowling fue rechazada 7 veces, hasta que convenció a una editorial de su proyecto de la historia de un niño mago con varias secuelas. Un éxito a la perseverancia.

Os recomiendo la página www.premura.com donde podéis leer entrevistas a escritores consagrados hablando de sus inicios, sus dudas, sus métodos y opiniones. ¡Es muy edificante!

Incluso en el valle más umbrío a veces llega la luz del sol. Hoy terminaré con una frase: "El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera." (Ernest Hemingway)